Hortensia De la Torre


CARTAS SOBRE YOGA

por

Sri Aurobindo


Tomo I, Sección IV

LA RAZON, LA CIENCIA Y EL YOGA

CONTINUACIÓN

 

Yo pienso que nada puede ser dicho para convencer a uno que mira las cosas desde un punto de vista opuesto al espiritual con un agnosticismo Victoriano. Sus dudas acerca del valor – no el valor subjetivo e individualmente puro – de la experiencia del yoga son esas que no aspiran a una verdad científica y no pueden ser discutidas para alcanzar la verdad final, porque las experiencias son embellecidas por la individualidad del buscador. Uno puede preguntar si la Ciencia misma ha llegado a esa verdad final o última; por el contrario, la verdad final inclusive en el plano físico, parece retroceder a medida que la Ciencia avanza. La Ciencia comenzó con la suposición de que la verdad última debería ser física y objetiva – y el objetivo Último (o ni siquiera eso) explicaría todo fenómeno subjetivo. El yoga prosigue sobre el punto de vista opuesto, el de que la Verdad última es espiritual y subjetiva, y es en la Luz última que debemos visualizar el fenómeno objetivo. O sea, son los dos polos opuestos y el golfo o la separación es tan ancho como pueda ser.

El yoga, sin embargo, es científico hasta el punto que procede por experimento subjetivo y basa todos su descubrimientos en la experiencia; intuiciones mentales son admitidas solamente en el primer paso y no son consideradas como realización – ellas deben de ser confirmadas, al traducirlas en experiencias, y justificadas también por experiencia. Y acerca del valor de la experiencia misma, la mente física duda de él porque es subjetivo y no objetivo. Pero ¿tiene esa distinción un gran valor? ¿No es todo conocimiento y experiencia una cosa subjetiva? Cosas físicas externas objetivas se ven muchas veces en la misma forma por los seres humanos por la construcción de la mente y los sentidos; con otra construcción de la mente y los sentidos otro suceso del mundo físico completamente diferente se hubiera dado – la Ciencia misma ha hecho eso bien claro. Pero lo que su amigo enfatiza es que la experiencia del yoga es individual y embellecida o coloreada por el individualismo del buscador. Eso puede ser verdad hasta cierto punto en una forma precisa o una transcripción hecha de una experiencia en cierto dominio; pero inclusive ahí la diferencia es superficial. Es un hecho que la experiencia del yogui se expresa en todas partes en el mismo trayecto. Ciertamente no hay un solo trayecto, sino muchos; porque debemos admitir, que estamos mediando con un Infinito de muchos aspectos hacia el cual, hay y debe de haber, muchas formas de acercarse; pero todavía los trayectos amplios son los mismos donde quiera, y las instituciones, las experiencias y los fenómenos son los mismos durante todas las edades y en diferentes lugares o tierras muy alejadas unas de otras, y también con sistemas que en la práctica son completamente independientes unos de otros. Las experiencias del bhakta o místico Europeo medieval son precisamente las mismas en sustancia, aunque diferentes en nombre, formas, expresión religiosa, etc., de aquellas del bhakta o místico de la India Medieval – aunque esas personas no se comunicaran unas con otras o estuvieran consciente de las experiencias y los resultados de cada uno, como los científicos modernos de Nueva York y Yokohama. Eso parecería enseñar que hay algo allí idéntico, universal y presumiblemente verdadero – aunque la expresión o colorido de la traducción pueda ser diferente por la desemejanza del lenguaje mental.

Y acerca de la Verdad final, supongo que ambos, el agnóstico Victoriano y, digamos, el Vedantín Indio pueden estar de acuerdo, que está oculta / velada, pero está allí. Ambos hablan de ella como desconocida para la mente e inexpresable por la palabra, pero todavía asequible por algo más profundo o superior que la percepción mental, cuando la mente en calma puede reflejar y el habla expresar los miles de aspectos que ella presenta a la experiencia externa e interna de ella (la mente). El agnóstico Victoriano, supongo, revocaría esta distinción; el determinaría que su existencia (la Verdad final) es dudosa y, si existe, estaría de acuerdo acerca de un desconocimiento absoluto de este Desconocido.

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Me pregunta usted, si tiene que renunciar a su predilección de evaluar antes de aceptar, y aceptarlo todo en el yoga sin preguntar antes de examinar el asunto de que se trata (a priori) – y por evaluación usted quiere decir evaluar por la razón ordinaria o común. La única respuesta que le puedo dar a eso es que las experiencias del yoga pertenecen al dominio interno y ellas tienen su propia ley, su propio método de percepción, sus propias normas y todas las demás cosas que no son del dominio de los sentidos físicos, ni del dominio de la investigación científica o racional. Justamente como la investigación científica pasa más allá de los sentidos físico y entra en el dominio del infinito y el infinitesimal, donde los sentidos no pueden decir nada ni evaluar nada – porque uno no puede ver ni tocar un electrón o saber por la evidencia del sentido de la mente si él existe o no; o decidir por la evidencia si la tierra realmente gira alrededor del sol y no que el sol gira alrededor de la tierra como nuestro sentidos y nuestra experiencia física diaria nos indican – así la búsqueda espiritual pasa más allá del dominio de la investigación racional o científica y es imposible por la ayuda de la razón positiva ordinaria evaluar la data de la experiencia espiritual y decidir si aquellas cosas existen o no, o cual es su ley y su naturaleza. Como en la Ciencia, también aquí, usted tiene que acumular experiencia tras experiencia, siguiendo fehacientemente los métodos especificados por el Gurú o por los sistemas del pasado, y usted tiene que desarrollar una discriminación intuitiva que compare las experiencias, comprender lo que ellas significan, que mucho y en que campo son válidas, cual es el lugar de cada una en el todo, como ella puede ser reconciliada o relacionada con otras que al principio parecieron contradecirlas, etc., etc., hasta que usted pueda moverse con un conocimiento seguro, en el vasto campo del fenómeno espiritual. Esa es la única manera de evaluar la experiencia espiritual. Yo mismo he tratado el otro método y lo he encontrado absolutamente incapaz e inaplicable. Por otro lado, si usted no está preparado para ir a través de todo eso – como solamente algunos pocos de extraordinaria estatura espiritual pueden hacer – tiene que aceptar la guía de un Maestro, como en la Ciencia usted acepta un maestro en vez de ir a través de todo el campo de la Ciencia y su experimentación completa por usted mismo – por lo menos hasta que usted haya acumulado experiencia y conocimiento suficientes. Si eso es aceptar las cosas a priori, bien, usted tiene que aceptar las cosas a priori. Porque yo soy incapaz de ver por cual prueba válida usted se propone que la razón ordinaria juzgue lo que está más allá de ella.

Usted cita los dichos de V o X. Me gustaría saber antes de asignarle un valor a esas pronunciaciones que ellos realmente hicieron para la evaluación de sus percepciones y experiencias espirituales. ¿Cómo V probó el valor de sus experiencias espirituales? – algunas de las cuales no son más fácilmente creíbles por la mente positiva común que los milagros atribuidos a algunos yoguis famosos. Yo no se nada acerca de X, pero, ¿cuáles fueron sus pruebas y cómo él las aplicó? ¿Cuáles son sus métodos y sus normas? Me parece que ninguna mente ordinaria o común aceptaría la aparición de Buda saliendo de una pared o la media hora hablando con Hayagriva como hechos válidos por cualquier clase de evaluación. Eso, o lo tendrían que aceptar a priori o por la única evidencia de V, que llega a ser lo mismo, o rehusarlas a priori como alucinaciones o meras imágenes mentales acompañadas en uno de los casos por una alucinación auditiva. Yo fallo para ver como "ellos" podrían evaluar eso; o como podría evaluar yo por la mente ordinaria mi experiencia del Nirvana. ¿A qué conclusión podría yo llegar acerca de ella con la ayuda de la razón positiva ordinaria? ¿Cómo podría evaluar su validez? Estoy perdido para imaginar eso. Hice la única cosa que pude – aceptarla como una verdad fuerte y válida de la experiencia, dejarla desarrollarse completamente y producir sus consecuencias experimentales totalmente, hasta que tuve el suficiente conocimiento yogui para situarla en su lugar. Finalmente, ¿cómo sin conocimiento o experiencia interna puede usted o cualquier otro evaluar el conocimiento y la experiencia interna de otros?

Yo he dicho frecuentemente que la discriminación no es solamente perfectamente admisible sino indispensable en la experiencia espiritual. Pero debe ser una discriminación fundada en el conocimiento, no en un razonamiento fundado en la ignorancia. De otra manera usted inmoviliza su mente y su experiencia con ideas preconcebidas que son mucho más a priori que cualquier aceptación de lo que una verdad o experiencia espiritual puedan ser. Su idea de que la rendición puede solamente venir por el amor es una parte del proceso. Es verdad en la experiencia del yogui ese rendimiento por el verdadero amor, lo que quiere decir que el amor psíquico y espiritual es el más poderoso, simple y efectivo de todos, pero uno no puede exponer eso como un dictamen de la razón, y encerrar completamente todas las posibles experiencias de rendimiento en esa fórmula, o anunciar su fortaleza para esperar perfeccionar el amor antes de que uno pueda rendirse. La experiencia del yogui enseña que el rendirse puede ser hecho solamente por la mente y la voluntad, una mente sincera y clara buscando la necesidad de rendimiento y una voluntad sincera y clara ejecutándola en sus miembros recalcitrantes. También la experiencia enseña que no solamente puede el rendimiento llegar por el amor, sino el amor puede llegar por el rendimiento o crecer con él, desde un amor imperfecto a uno perfecto. Uno comienza con una idea intensa y una voluntad de conocer o alcanzar al Divino, rindiendo más y más las ideas personales, los deseos, los apegos, las urgencias de acción o hábitos de acción, de manera que el Divino pueda apoderarse de todo. Rendirse quiere decir eso, renunciar a nuestra mente pequeña y su ideas mentales y sus preferencias, en una Luz divina y un Conocimiento mayor; nuestra voluntad tambaleante, ciega, problemática, personal e insignificante en una gran Voluntad y Fuerza luminosa, tranquila y calmada; nuestros sentimientos pequeños, agitados y tormentosos en un Amor y una Ananda divina, intensa y amplia; nuestra personalidad pequeña y sufrida en una Persona de la cual ella es un resultado oscuro. Si uno insiste en sus propias ideas y razonamientos, la Luz y Conocimiento superior no puede llegar o es desformada y obstruida a cada paso en el camino por una interferencia baja; si uno insiste en sus propios deseos y fantasías, esa Voluntad y Fuerza luminosa y grande no puede actuar con su poder verdadero – porque usted le ha pedido ser el esclavo de sus deseos; si uno rehusa renunciar a las mezquinas formas de sentimientos, el Amor eterno y la suprema Ananda no pueden descender o se mezclan y desparraman de la vasija emocional imperfecta y en efervescencia. Ninguna cantidad de razonamiento común puede liberar la necesidad de vencer o superar lo inferior de manera que lo superior pueda estar allí.

Y si algunos encuentran que el retiro es la mejor manera de darse uno mismo a lo Alto y al Divino, evitando lo más posible las ocasiones de la excitación imperfecta o la efervescencia o burbujeo de lo inferior, ¿por qué no? La meta que ellos han buscado es esa, y, ¿ por qué culpar o mirar con incredulidad y sospecha en las bases de que ellos encuentra lo mejor o lo pintarrajean con adjetivos disparatados para desacreditarlos – horrendo, inhumano y el resto? Es su vital lo que retrocede, y su mente vital que suple esos epítetos es la que expresa solamente esa retirada, y no, lo que el retiro realmente es. Porque es lo vital o su parte social la que retrocede de la soledad; la mente pensante solamente lo capta. El poeta busca la soledad en si mismo o con la Naturaleza para escuchar su inspiración; el pensador se zambulle en la soledad para meditar en cosas y estar en comunión con el conocimiento profundo; el científico se cierra a si mismo en el laboratorio para escudriñar por la experiencia en los secretos de la Naturaleza; estos retiros no son horrendos ni inhumanos. Ni tampoco lo es el retiro del sadhak en la concentración exclusiva que él siente que necesita; es un medio para el fin – un fin en el que su corazón está puesto. Y para el yogui o el Bhakta que ya ha comenzado a tener la experiencia fundamental, no es una horrenda e inhumana soledad. El Divino y todo el mundo está allí en el ser del uno, el Amado supremo o su Ananda está allí en el corazón de los otros.

Yo digo esto en contra de su menosprecio hacia el retiro, que está fundado en la ignorancia, y solamente es eso, ignorancia; pero de todas formas, yo no recomiendo, como he dicho frecuentemente, un aislamiento total, porque creo que eso es una alternativa peligrosa que puede llevar a la morbosidad y a una gran cantidad de error. Ni tampoco impongo el retiro a nadie como un método, o lo apruebo a menos que la persona misma lo busque, sienta su necesidad, tenga el júbilo de él y la prueba personal de que eso lo ayuda a su experiencia espiritual. El retiro no es para ser impuesto a nadie como principio, porque esa es la forma en que la mente ordinaria hace las cosas – el retiro es una necesidad que tiene que ser aceptada, cuando es sentida como tal, no como una ley o regla general.

Lo que usted describe en su carta como una respuesta del Divino no sería llamado así en el lenguaje de la experiencia yogui – los sentimientos de una gran paz, una luz, una tranquilidad, una confianza, un decrecer de las dificultades, y una certeza, lo podríamos mucho mejor llamar, una respuesta de su propia naturaleza al Divino. Hay una Paz o Luz que es la respuesta del Divino, pero esa es una Paz inmensa, una gran Luz que se siente como una presencia aparte del yo personal, y no es parte de la naturaleza personal de uno, sino algo que llega de lo alto, aunque al final posee la naturaleza – o hay la Presencia misma que lleva con ella definitivamente la liberación absoluta, la felicidad y la certeza. Pero las primeras respuestas del Divino no son frecuentemente así – ellas vienen más bien como un toque, una presión que uno debe de estar en condiciones de reconocer y aceptar, o como una voz de confianza y seguridad, algunas veces "una vocesita apacible", o una Imagen o Presencia momentánea, algunas veces un susurro que nos Guía, ella puede aparecer en muchas formas. Entonces ella se retira y la preparación de la naturaleza continúa hasta que es posible que el toque regrese de nuevo, una y otra vez para entonces durar más tiempo y para cambiar en algo más urgente /apremiante / importante, más cerca y más íntimo. El Divino al principio no se impone él mismo – el pide por reconocimiento y aceptación. Esta es una razón del por qué la mente debe estar en silencio, y no poner pruebas, ni hacer reclamos – debe haber espacio para la verdadera intuición que reconoce en el momento el toque verdadero y lo acepta.

Entonces, la actividad tumultuosa de la mente impide tu concentración. Porque esta u otra actividad mecánica mucho más obstinada y opresiva es siempre la dificultad cuando uno trata de concentrarse, tomando mucho tiempo obtener una buena concentración. Eso o el hábito de dormir, impiden la concentración caminando, el samadhi consciente o el trance absorto o con todo incluido, los cuales son las tres formas de concentración del yogui. Pero es seguramente la ignorancia del yoga, sus procesos y su dificultades que hacen que usted se sienta desesperado y se diga a usted mismo que nunca podrá hacer eso por culpa de ese obstáculo completamente común. La insistencia de la mente ordinaria y sus razonamientos incorrectos, sus sentimientos y juicios, la actividad casual de la mente pensante en concentración, o su actividad mecánica, la lentitud de su respuesta a lo velado o al toque inicial, son obstáculos comunes u ordinarios que la mente impone; justo como el orgullo, la ambición, la vanidad, el sexo, la avaricia y la usurpación de las cosas por su propio ego, son las dificultades y los obstáculos ofrecidos por lo vital. Tanto las dificultades vitales como las mentales pueden ser peleadas y vencidas o conquistadas. Solamente uno tiene que verlas como los obstáculos inevitables que son, y no asirse a ellas, ni aterrorizarse o agobiarse porque ellas están allí. Uno tiene que perseverar hasta que uno pueda retroceder de la mente y lo vital y sentir en el interior las Purushas vital y mental mucho más profundas y mayores; una que es capaz del silencio, capaz de una receptividad directa de la Palabra y la Fuerza verdaderas, al igual que el silencio verdadero. Si la naturaleza primeramente toma el camino de pelear las dificultades, entonces la primera parte del sendero es largo y tedioso, y el lamento por la respuesta ansiada del Divino se levanta. Pero realmente, el Divino está allí todo el tiempo, trabajando detrás del velo y esperando por el reconocimiento de su respuesta y por la respuesta para que la respuesta sea posible.

 

Cartas sobre Yoga por Sri Aurobindo
Tomo I, Sección IV - La Razón, la Ciencia y el Yoga
Traducido por Hortensia De la Torre.

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