- Practicante
      Independiente Mostrando un Título Pequeño
 
    
  
  
  
    
    -  
 
    
  
  
  
  
    
    - Traducido
      al español por la Rev. Yin Zhi Shakya, OHY (Hortensia De la Torre)
 
    
  
  -  
 
  
  -  
 
  - En
    caso que cualquiera todavía esté esperando con ansiedad ver si “la
    estudiante” está aún luchando, la respuesta es sí, no, quizás, y
    ninguna de esas respuestas, como todas las buenas contestaciones Zen.
 
  -  
 
  - Yo
    soy, y seré eternamente, una estudiante, pero ya no lucho más, al menos en
    un sentido de la palabra. Mi ‘cómodo  y
    ventajoso diccionario’ Merriam-Webster
    me informa que la palabra “luchar” significa:
 
  -  
 
  - 1.
    dedicar gran esfuerzo o energía: EMPEÑO
 
  - 2.
    pelear en oposición:  COMPETIR
 
  -  
 
  - Bien,
    conocer la forma de actuar y hacer lo que sea necesario requiere un gran
    esfuerzo y una gran pérdida de energía, excepto cuando se llega al punto
    en que lo hacemos parecer fácil, como si nada estuviera pasando. Eso
    comienza a suceder en el momento que te detienes y no batallas más
    en contra de lo inevitable, como el pez con el anzuelo metálico en su
    quijada (algo que no va a pasar pronto en cualquier momento; todavía estoy
    trabajando en el vegetarianismo).
 
  -  
 
  - Las
    dos cosas que todavía quería – después de haber renunciado a las
    mitologías del romance y el éxito, y teniendo mis grandes dudas acerca 
    de la continuación de la vida, la libertad y la persecución de la
    felicidad – eran, vivir una vida excitante y estimulante en algún lugar
    que no fuera extremadamente solitario en el Medio de la Nada y en una gran
    pobreza, y ser algo llamado un “Sacerdote Zen”, “un miembro del
    clero”.
 
  -  
 
  - En
    otras palabras, había sido ‘llamada’, y se estaba esperando a ver como
    yo respondía.
 
  -  
 
  - Un
    miembro del clero es una de las últimas profesiones en este mundo
    dificultoso con una licencia para la aventura, el éxtasis y el placer.
 
  -  
 
  - Ustedes
    pueden ser amigos, minimizadores, mimadores, inspiradores, y artistas, todo
    en uno, y obtener ‘una paga mínima’ por eso, a menos que usted sea un
    Budista Zen donde el primer mandamiento secreto o sugerencia – los
    Budistas nunca ordenan – es, “el Dharma no cuesta dinero, y no habrá
    persona en New York que pague por él”.
 
  -  
 
  - La
    profesión religiosa parece también ser exenta de las regulaciones de
    inmigración. La mala noticia es que usted puede ser un terrorista con el título
    de Reverendo frente a su nombre. La buena noticia es que si el gobierno lo
    confunde con un terrorista en lugar de un oponente a la guerra, puede que lo
    fuercen a pasar la frontera vivo, y vivir un día a la vez.
 
  -  
 
  - Y
    todo esto al servicio de dos cosas tan importantes como una chambelona de
    fresa y la música de Tom Jobim: la moralidad y la espiritualidad, dos
    entidades que no conocemos ni queremos conocer, aunque tanto las necesitamos.
 
  -  
 
  - Sólo
    que hay un pequeño problema para mi mentecilla no-iluminada. Al igual que
    un ‘Espantapájaros’ ante mí, pensé que necesitaba un diploma. Yo no
    era miembro de un clero, era un transcriptor médico. Yo no gritaba, desde
    las colinas y valles, “Así he escuchado” o “Sigue tu camino y e imítame”.
    Yo mecanografiaba: “el tamaño del corazón es normal y los pulmones están
    claros”.
 
  -  
 
  - Con
    esto no podía sostener la mano de nadie en tiempo de crisis o ayudar a la
    paz en Irak en el momento preciso. Y yo no podía sostener la mano de nadie
    porque el más próximo se encontraba a 45 millas de distancia.
 
  -  
 
  - Pensé
    que tenía que tener ‘La Venerable’ o ‘La Reverenda’ escrito frente
    a mi nombre para poder hacer mi trabajo y para que las personas me
    consideraran de valor al hacerlo.
 
  -  
 
  - Los
    dos "muchachos" que me han enseñado,  Sidarta Gautama,
    Shakyamuni, y  Jesús de Nazareno, no tenían esos títulos de Venerable o Reverendo al frente de sus
    nombres. Ni tampoco tenían credenciales, sólo lo que Dios les había dado
    -- Dios siendo otro nombre para Mente, el gran continuum o infinito, que
    incluye nuestro propio corazón y él de todos los seres.
 
  -  
 
  - Cuando
    aquellos dos tenían algo que enseñar, ellos salían a enseñarlo. Buddha
    se levanto después de su meditación bajo el árbol Bodhi donde vio la luz,
    e inmediatamente se fue al Parque ‘local’ de los Ciervos para mostrar y
    predicar que había descubierto 'el refugio', con su
    primer discurso al grupo de cinco bhikkhus - la primera exposición
    de las 4 Nobles Verdades y el Óctuple Noble Sendero. Jesús también tuvo
    su espacio, en alguna colina de la vecindad, en donde predicó (el Sermón
    de la Montaña) a los eternamente agobiados pobres, como podían descansar de
    su pesada carga.
 
  -  
 
  - Se
    me ha ocurrido despacio y ocasionalmente, de la forma que estas cosas
    siempre son, - siendo el pequeño cerebro como el osito buscador ‘Pooh’,
    - que yo *no tenía que llegar a ser* una ministro. Que he sido siempre una,
    desde que me recuerde. O por lo menos, a la edad de seis años, cogí un
    poco de arena y unas cuantas cerezas, y las coloqué en un plato amarillo plástico
    del Ratón Miguelito, de esos que regalan como propaganda, y entonces lo
    coloqué sobre el radio-toca-disco negro de estilo Deco que mi madre tenía
    en la sala, en un sacrificio ferviente al Dios Todopoderoso.
 
  -  
 
  - Y
    siendo así, eso no es un ‘trabajo’, sino un reflejo, como la respiración.
    Por lo tanto, cada encuentro con la Sangha o congregación es igual. Incluso
    si solamente se ve alguno que otro tipo respirando un día, y uno tiene
    alguno que otro encuentro virtual frente a la pantalla de la computadora.
    Esos mega bites y giga bites todavía representan a la humanidad, un globo
    lleno del hambre de entender, de hambre de significado, de hambre de paz y
    de hambre de refugio. Quizás algo más que eso, porque todos nosotros
    estamos en el Medio de la Nada, viviendo en la pobreza del temor, y la
    ilegitimidad, buscando un poco de amor en nuestros corazones.
 
  -  
 
  - Como
    fue en el principio, es ahora, y así será por siempre.
 
  -  
 
  - Así
    que, me levanto y me dirijo hacia mi propio parque y mi propia colina, y
    espero que en mi propia forma pueda proveer refugio. En mi propia vida, a
    cada momento, y a través de estos ensayos, alguna que otra vez.
 
  -  
 
  - ¡Qué
    todos nuestros corazones permanezcan normales, y que nuestros pulmones
    permanezcan claros y limpios! ¡Qué todas nuestra estaciones en la vida
    sean felices y brillantes!
 
  -  
 
  
    
    -  
 
    
  
  
    
    -  
 
    
  
  
  
    
    -  
 
    
  
  
    
    -