Lo Relativo y lo Absoluto
Relatos de la Vida Diaria

Rev. Yin Zhi Shakya, OHY - Hortensia De la Torre

Por la Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Corrector: Zhèng chún (Fernando Valencia)
 
Relato #34
 
¡A la Esquina!

 

“Sabed que cuando aprenden a desprenderse del concepto de ustedes mismos, alcanzarán al Amado. No hay otro secreto para ser discernido que yo sepa, no hay nada más que eso.” – Ansari de Herat

"Un Budista no debe trazar o diseñar teorías e ideas dañinas."  - Master Fa Hui - Director de la Orden Hsu Yun del Budismo Zen

 

  Kwan Yin sobre el León

 
 
De pequeños, en la escuela elemental, si no nos comportábamos correctamente, es decir, según las reglas de conducta de la maestra y la escuela, ajustadas a sus propios intereses, la maestra nos decía: ¡A la Esquina! ¡A la Esquina! Sin ninguna explicación... Y allí, sentados, en un butacón alto o algunas veces de pie, o incluso arrodillados, según la escuela a la que hayamos asistido, y al capricho particular de cada ‘educador’, pasábamos el tiempo apartados del grupo castigados por nuestro ‘mal comportamiento’, sin verdaderamente entender (y mucho menos aprender) lo que se suponía debíamos hacer.
 
Cuando crecemos y rehusamos a complacer a los que ostentan la autoridad en cualquier grupo al que hayamos podido pertenecer, ya sea que esta autoridad se base en la razón o en la irracionalidad, se nos aparta, se nos margina, y así, con un retiro a veces temporal, otras veces definitivo, somos despedidos, castigados, expatriados, expulsados; sin preguntar ni importar siquiera si tenemos la razón o qué motivaciones pueda haber de por medio. Hay que hacer lo que hay que hacer y punto... gústete o no. Y este es el modelo reinante en los grupos humanos, o como dijera Luz caballero “Todo el que tiene luz se queda solo” ¿No estás de acuerdo? ¡Fuera! En el sámsara esa es el modelo de castigo: ‘time-out’ dirían los americanos.
 
Pero alguna vez nos hemos puesto a pensar si esta dinámica es constructiva o si más bien destruye. Él fuerte gana, el débil pierde. El fuerte hace lo que quiere, el débil hace lo que le toca. Siempre ha sido así en el sámsara y siempre lo será. Y por supuesto, el vencedor feliz, aunque sea momentáneamente, feliz haciendo su voluntad, o como dice la popular canción  del grupo sueco Abba “The winner takes it all”.
 
Las organizaciones son modelos que se guían siempre por este mismo patrón, repitiéndolo una y otra vez. El patrón de: ‘Hoy me toca a mí, ayer te tocó a ti y quién sabe a quién le tocará mañana’. Esa es la vida en el sámsara. Y sigo diciendo: “Los fuertes ganan y los débiles pierden”.
 
Entonces, cabe preguntarnos: “¿Por qué no nos hacemos fuertes?” Y más aún, ¿qué es ser fuerte? Y... ¿Es realmente necesario ser fuerte?
 
Comencemos por lo primero: ¿Qué es ser fuerte? Bueno, eso depende a qué fortaleza nos estamos refiriendo, ¿la material o la espiritual? Ambas son fortalezas y ambas necesitan ser desarrolladas y trabajadas; pero la primera es transitoria y la segunda es infinita. En el mundo material la primera es relativamente fácil de alcanzar (aunque muchos quieran afirmar lo contrario); y la segunda puede ser lograda en un instante - el instante en que nos iluminamos de manera inmediata y eterna - o también, tras eones de fracasos y éxitos; de ensayos y fracasos; de sobrepasar los obstáculos que nos ponemos a nosotros mismos, de amar, de dar, de renunciar a todo incluyéndonos a nosotros mismos. Al respecto Sri Aurobindo en su libro 'La Evolución Futura del Hombre, Capítulo I, La Aspiración del Hombre", dijo:
 
 
“La más elevada aspiración del hombre -
su búsqueda por la perfección,
su anhelo de libertad y maestría,
su búsqueda por la verdad pura y el placer /deleite puro -
es una contradicción flagrante /evidente /obvia con su existencia presente y su experiencia normal.
 
 
“Todos los problemas de la existencia son esencialmente problemas de armonía. Ellos surgen de la percepción de una discordia sin resolver y del instinto de un ajuste escondido. Descansar feliz y contento con una discordia sin resolver, le es posible a la parte más animal y práctica del hombre, pero es imposible para una mente despierta. Incluso, esa misma parte animal a veces se escapa de esa ‘necesidad general’, cerrándose al problema o aceptando un compromiso provechoso pero muy poco claro en términos. Porque esencialmente, toda la Naturaleza busca la armonía: la vida y la materia en sus propias esferas, así como también la mente en el arreglo de sus percepciones...”
 
A medida que el desorden parece mayor y el disparate más grande, incluyendo las oposiciones irreconciliables de aquellos elementos que han sido utilizados, mayor será el aguijón y más fuerte su embestida, dirigiéndose hacia una solución más delicada, la cual normalmente termina en un esfuerzo menor de lo esperado. De nuevo diríamos: un compromiso provechoso pero no muy claro; pero la Verdad no es un sendero y mucho menos ‘algo’ borrosa, ¡la Verdad es Luz!
 
Krishnamurti, en su libro ‘La Vida Liberada’ dice: “A todos importa la indagación de la Verdad que les ha de satisfacer eternamente; pero al indagarla, unos luchan contra otros y de aquí la confusión y el dolor. Carecen de la certidumbre del propósito que ha de determinar su conducta en la vida y así se apoyan en otros para su comodidad, bienestar y comprensión.
 
Se figuran que son débiles, que no pueden pasar sin ajena ayuda, y andan con muletas que los sostienen interinamente, en vez de acrecentar su fortaleza y seguir adelante en busca de las puras aguas de la Verdad.
 
Si queréis hallar la Verdad debéis desechar cuantos apoyos admitisteis y buscar en vuestro interior la sempiterna fuente, pues ningún canal externo os traerá el agua de la Verdad.
 
Al buscar la Verdad que ha sustentaros, sosteneros y guiaros, mirasteis hacia fuera y la buscasteis objetivamente, por lo que os perdisteis en las sombras de la manifestación. Para hallar la fuente de la Verdad habéis de mirar en vuestro interior y purificar la mente y el corazón...”
 
Y él continúa diciendo: ... “Hallé un sencillo y directo sendero y deseo indicároslo. Si para hallar mi felicidad hubiese confiado en el auxilio ajeno, si me hubiesen cautivado grandilocuentes frases o cedido a la adoración de imágenes o personas en las sombras de los templos, no hallara la Verdad buscada. No hallareis la fuente de la Verdad en la adoración de algo externo, sino en la adoración de la misma Verdad...”
 
“Si queréis escalar una gran altura muy lejana no debéis llevar mucho peso sobre las espaldas. De igual manera, si queréis alcanzar la liberación, no llevéis encima el peso acumulado durante siglos. Habéis de desecháis cuanto adquiristeis y aspirar a ulterior comprensión.
 
“Amad la Verdad por su propia belleza, obrad rectamente por amor al bien y desenvolved la interna percepción del verdadero conocimiento, porque si seguís vuestras personales opiniones traicionareis a la Verdad...
 
“Os incito a la rebelión y el sondeo en vuestro interior para alumbrar las aguas que han de nutriros, para encontrar la Verdad que ha de tranquilizaros y os ha de dar alegría de propósito en este mundo de confusión...
 
“Ha de haber un cambio vital en la mente y el corazón, antes de que tengáis la interna percepción de la Verdad, la genuina comprensión de la vida. No hagáis más cómoda vuestra ya cómoda actitud mental, porque la ‘satisfacción’ y el ‘contento’ no conducen a la Verdad ni allegan felicidad...
 
Y finalizamos sus citas: “Si querer crear grandemente y que vuestra creación sea eterna, debéis desenvolver vuestra individual singularidad, vuestra propia perfección mediante la comprensión de la Verdad y no imitar la ‘imperfección’ ajena.
 
Ésta debe ser nuestra visión y éste debe ser nuestro dogma: Llegar a nuestro corazón y nuestra mente para una vez allí, poder no sólo ver la Verdad, sino vivirla, y consecuentemente reflejarla; consolidando una y otra vez nuestra fortaleza y así seguir adelante en esta vida de ilusión en la cual, como dice el refrán: “nada es verdad ni es mentira; todo es según del cristal con que lo miras” (el Sámsara). Ésta es la Unidad de la cual todos los Maestros hablan.
 
Master Fa Hui Como dijo Master Fa Hui en su ensayo titulado las Diez Benevolencias:
"Las personas que usan su inteligencia para producir teorías e ideas dañinas están pensando malos pensamientos. Pensamos a menudo que las personas que crean estas teorías e ideas tan dañinas son ignorantes y muy estúpidas. Pero esto no siempre es así. Estas personas pueden ser muy educadas, pero simplemente no creen en las consecuencias del pecado. No creen que la bondad sea el premio para las personas amables. No creen que el mal sea el premio para las personas malas. Piensan que después de muertos no hay comunicación con la persona a quien le han hecho daño. Piensan que el final de la vida es como el desvanecer de la luz de una lámpara. La carne se vuelve polvo que el viento soplará lejos. Los huesos se vuelven arcilla en la tierra. Piensan que no hay ninguna consecuencia para el pecado, por consiguiente se sienten libres de oprimir a otras personas. Pero los pensamientos malos que han generado permanecen en su mente y persiguen su espíritu. Nunca encontrarán descanso."
 
"Un Budista no debe trazar o diseñar teorías e ideas dañinas."

Para las personas honestas y que buscan esa Verdad única y luminosa a la que hemos hecho referencia, sin importar la denominación religiosa a que pertenezcan, después de una caída (por el motivo que sea) deben levantarse, seguir adelante en busca de las aguas puras de la Verdad, esas mismas que encontaremos en nuestros corazones y en nuestras mentes. Y entonces desde allí, observando la Verdad, vivirla y consecuentemente reflejarla para que otros la vean. Esa es la única forma correcta de participar en nuestras vidas; tomando el mando claro, firme y consciente de nuestra propia evolución. No hay duda de que la Verdad o como los Budistas la llamamos, la Iluminación Absoluta e Insuperable o el Nibbana/Nirvana, nos proporcionará la legítima y única felicidad: la Felicidad de la Paz, que se encuentra en el corazón de cada ser.

No siempre es fácil encontrar un maestro calificado para que nos enseñe a tener la fuerza y el valor necesario para levantarnos y guiarnos paso a paso en esta tarea; pero recuerden que un maestro es solamente una guía, él no puede meditar ni realizar la iluminación por nosotros. 

Sin embargo, si desarrollan su 'concentración' y su 'estado de alerta', y se las arreglan para ser fuertes, claros y constantes en todo momento y en cada instante de sus experiencias comunes y eventos de cada día, entonces su concentración alerta es su maestro. La Iluminación, el Estado de Paz y Tranquilidad, es personal y para lograrlo, necesitamos ejercitar un 'esfuerzo correcto'.

¡Su maestro está dentro de ustedes mismos! ¡No lo duden!

El Buda dijo, "

“La Mente Original es luminosa; se mancha con  la presencia de corrupciones visitantes. La Mente Original es luminosa; es diáfana debido a la ausencia de corrupciones visitantes”.

Y para terminar les dejo con dos grandes exhortaciones célebres y gloriosas, para que mediten en ellas: “¡Levántate y anda!” Y “¡Ayúdate que Yo te ayudaré!”

“Por mucho que eso cueste, seguiré con el Chan. Seguiré intentando librarme del egoísmo y nunca olvidar mantener mi frente apoyada en el suelo ante los pies del Buda.”
 
Los quiero mucho y les deseo la Paz Divina. Y no se olviden lo que dijo Hui-Neng, el Sexto Patriarca Zen: "Ver, es el propósito de la vida."
 
Y los dejo con este último pensamiento:
Los Cinco Recordatorios
1.     Estoy hecho de la naturaleza del envejecer. No hay forma de evitar la vejez.
2.     Estoy hecho de la naturaleza del enfermar. No hay forma de evitar la enfermedad.
3.     Estoy hecho de la naturaleza del morir. No hay forma de evitar la muerte.
4.     Todo lo que me gusta y todos los que quiero están hechos de la naturaleza del cambio. No hay forma de evitar ser separado de ellos.
5.     Mis acciones son mis únicas verdaderas pertenencias. No puedo evitar las consecuencias de mis acciones. Mis acciones son el suelo donde me paro.
 
 
"Por mucho que cueste, seguiré con el Chan. Seguiré intentando librarme del egoísmo y nunca olvidar mantener mi frente apoyada en el suelo ante los pies del Buda."
 
 
Hay una luz que brilla más allá de todas las cosas sobre la Tierra,
más allá de todos nosotros,
más allá de los cielos,
más allá de los cielos superiores,
más allá de los cielos insuperables.
Esta es la luz que brilla en nuestro corazón.
 
- Chandogya Upanishad 3.13.7
 
 
 
Miércoles, 30 de abril de 2003
9:55 p.m.
 
Publicado el martes 6 de mayo de 2003
 
 
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