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- Del libro, “A
los que Buscan la Verdad” de Alain Guillo
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- Gracias,
Padre, por lo que me has trasmitido. Tanto por lo bueno como por lo menos
bueno. A mí me toca ahora desenvolverme con tu ayuda. Vela por mí, concédeme
actuar de acuerdo con mi conciencia y en armonía contigo. Quiero ser
digno de ti, a mi nivel, según mis capacidades.
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- Tú
me conoces mejor de lo que yo me conocería jamás. Estoy disponible; dame
las herramientas convenientes. Ayúdame a ganar mi propia confianza, como
yo tengo confianza en ti. Acepta lo que hago como si viniera de ti, pero
si por mi culpa cometo algún error, que me sean concedidas gracias para
poder redimirlo. Dame fuerza para perdonar, el poder de encontrarte en los
otros, y que nunca jamás cause yo daño a mis hermanos – a tus hijos.
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- Y
que éste sea el único contrato que nos ligue. Todo lo demás, lo sé bien,
es superfluo.
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