Cada Página de 'Acharia' es Una Enseñanza
 
 
Preceptos y Votos Budistas
 
De Las enseñanzas Zen del Maestro Xu Yun
 
 
 
El Campanero Silencioso - Pintor: Heriberto Mora - Coleccion Personal de la Rev. Yin Zhi Shakya
El Campanero Silencioso
Pintura de la Colección de la Rev. Hortensia De la Torre
Pintor: Heriberto Mora
 
 
 
 
Del cuarto paso: Correcta Acción.
La Correcta Acción contiene los Preceptos:
 
 
1. El voto budista de no ser violento. Esto no significa que no puedan defender su vida o la de aquellas personas que estén a su cuidado, sino que no pueden comenzar acciones hostiles contra otros.
 
¿Y qué diríamos si es en contra de nosotros mismos? Nosotros también somos una persona contra la que no se puede cometer acciones hostiles.
 
La paz no es simplemente la ausencia de la guerra. La ansiedad no es un estado agresivo, pero tampoco es pacífico. Alguien que está en coma no está en guerra, pero tampoco en paz. La paz es un estado que es alcanzado y sostenido deliberadamente.
 
No es suficiente con limitarse a no ser violentos; debemos actuar para fomentar la armonía, el bienestar, y la buena salud.
 
Fumar, por ejemplo, es perjudicial no solo para la salud del fumador sino para la salud de todos los que le rodean. En ambos casos, por tanto, el fumar está prohibido por el precepto contra la violencia.
 
Cuando sea posible, un budista debería abstenerse de comer carne. Digo 'cuando sea posible' porque esta norma no es absoluta. Mucha gente, por ejemplo, vive en las regiones árticas donde no tienen elección y deben comer pescado y otras criaturas marinas. No pueden cultivar jardines en la tundra; y no podemos negar el Dharma a los seres humanos porque su entorno no sea adecuado a las dietas vegetarianas. Pero donde los vegetales son abundantes, no hay razón para comer carne.
 
En el lado positivo, una dieta vegetariana estimula una buena salud y también por esta razón debe ser seguida.
 
El ejercicio, particularmente el Tai Ji Quan ó Qi Gong, libera agresividad e ira y también tiene efectos saludables sobre el cuerpo. El Yoga también es muy beneficioso.
 
2. El voto budista de ser veraz, no solo en la vida social, sino también en la vida de negocios. Todas las formas de fraude y embustes están incluidas en este Precepto. Siempre que sacrificamos la verdad para conseguir algún supuesto beneficio, entramos en un mundo serpentino y complicado:
 
Había en Tokio dos comerciantes que, tras años de una competitividad llena de engaños y trampas, desconfiaban por completo el uno del otro.
 
Un día se encontraron en una estación de tren. El primer comerciante preguntó, "¿Adónde vas?" El segundo comerciante pensó durante un momento y respondió, "A Kobe."
 
El primer comerciante gritó, "¡Mientes! Me has dicho que vas a Kobe porque querías que pensara que ibas a Osaka; pero he hecho averiguaciones y ¡sé que vas a Kobe!" Queridos amigos, este es el final del más pequeño engaño. Nuestra reputación es como la etiqueta de un paquete. Una vez que se nos conoce como mentirosos y tramposos, enviamos nuestras intenciones, sin importar lo inocentes que sean, al lugar de la duda y la desconfianza.
 
3. El voto budista de no apropiarse de la propiedad ajena. Este es el Precepto contra el robo. Hay quienes piensan que este Precepto implica solo a rateros y carteristas. Puesto que ellos no "rompen las puertas para entrar" o arrancan la cartera de un tirón, piensan que no necesitan preocuparse de este Precepto. Y por esta razón, no les remuerde la conciencia por actos de hurtos insignificantes u otras estafas de la propiedad.
 
¿Pero qué es una deuda que no se paga? ¿No es esto robar? ¿Qué es tomar prestado algo y no devolverlo? ¿Tampoco esto es robar? ¿Qué es utilizar la propiedad de otras personas y dañarla sin recompensar por el daño? ¿No es esto robar?
 
A veces actuamos como si tuviéramos derecho de apropiarnos de las pertenencias de una persona porque otra persona se ha apropiado de las nuestras. La Regla de Oro dice que debemos hacer a los demás lo que nos gustaría que nos hicieran a nosotros. No dice que podamos hacer a los demás lo que otros nos han hecho a nosotros.
 
Es porque disculpamos y disimulamos nuestros propios hurtos por lo que no sentimos necesidad de arrepentirnos de ellos.
 
Según un viejo proverbio, "El ladrón se arrepiente de ser capturado, no de ser ladrón." Si antes de cometer ningún acto examinamos su moralidad y sus posibles resultados, nunca necesitaremos preocuparnos por la horca.
 
4. El voto budista de ser sexualmente moral, modesto y responsable. En este Precepto podemos ver lo fácil que es romper todas los demás. Por causa de la lujuria, el hombre robará. Por causa de la lujuria, emborrachará a la mujer que ama y la engañará con falsas promesas. Y cuando él abusa del cuerpo de ella en cualquier forma, ¿no la está dañando?
 
Y así como condenemos la inmoralidad, estaremos elogiando la moralidad. Mucho honor comporta la persona virtuosa, la persona que es casta en su vida de soltero o fiel a su sagrado voto de matrimonio.
 
Es por el incumplimiento de la observancia del Precepto de la moralidad por lo que encontramos las mayores hipocresías. ¿Con cuánta frecuencia nos encontramos con un hombre que protege ferozmente a su propia hija, mientras es muy dado a seducir a las hijas de los demás? ¿O aquel que vigila estrictamente a su esposa, mientras seduce a la mujer de otro hombre? Si él asesinara a un hombre que ultraja a su propia mujer e hijas, esperaría que el Tribunal lo viera como una victima y lo absolviera de culpa. Con todo, a pesar de ser el quien corrompió y sedujo, se considera un héroe. ¿No es esta una triste y terrible verdad?
 
No es fácil para un hombre sobreponerse a la lujuria. Las tentaciones se encuentran en todas partes y en infinidad de variedades. Con todo, si un hombre desviara alguna de las energías que derrocha en sus conquistas sexuales hacia la conquista de su propia lujuria, haría verdaderos progresos espirituales.
 
Todos los hombres honorables convienen en la intensidad de la lucha. Incluso el Buda dijo, "Si me hubiera encontrado con otro obstáculo tan difícil de superar como el de mi sexualidad, nunca lo hubiera conseguido."
 
El buen humor del Buda y su franqueza auto despreciativa deben darnos aliento.
 
5. El voto budista de abstenerse de consumir alcohol u otros intoxicantes. Hay quienes dicen, "Un trago de vez en cuando no hace daño a nadie." Pero un bebedor ocasional sigue siendo un bebedor. Es bastante parecido al hecho de estar "un poco embarazada." O hay embarazo o no lo hay.
 
La descripción "ocasional" es una puerta abierta por la cual un ladrón puede entrar. La puerta de la sobriedad está cerrada o no lo está. La experiencia nos dice que el mejor camino para solventar el problema es evitarlo. La abstención completa es el mejor camino de observar y guardar este Precepto.
 
El bebedor ocasional puede mantenerse sobrio cuando no le asaltan los problemas; pero tan pronto como se ve sometido a un serio estrés, puede sucumbir fácilmente al callejón sin salida del alcohol. Una vez que uno es atrapado por la bebida, descubre que una copa es demasiado y cien no son suficientes.
 
El alcohol mitiga nuestras inhibiciones y de este modo podemos satisfacer nuestros egos. Nos permite dejar a un lado las normas del decoro y la decencia, y después echarle la culpa de nuestra falta de conducta a la bebida - pero deberíamos echarnos la culpa a nosotros mismos por haber bebido. Nos decimos, por supuesto, que tomamos esa copa para divertirnos; pero cuando bebemos y se embotan nuestros sentidos, ¿cómo podemos sentir placer? Incluso aunque pudiéramos, ¿qué valor hay en experimentar un placer que no podemos recordar o saborear más tarde?
 
A menudo encontramos que un hombre intoxicado que comete una acción inmoral se observará más tarde, cuando esté sobrio, con disgusto; pero entonces este mismo hombre usará ese auto-disgusto como una excusa para volver a beber.
 
Déjenle en cambio que tome conciencia de su verdadera naturaleza, su Glorioso Yo Búdico. Déjenle que aprenda, en lugar de eso, que en sí mismo encontrará la verdad, la paz, la diversión y la libertad. Asegúrenle que si fuera posible cultivar estas cosas en una parra y ponerlas después en una botella, seríamos todos vinateros y borrachines.
 
Queridos amigos, hay un dicho que dice, "In Vino Veritas" que significa "En el vino hay verdad" siempre que bebamos lo suficiente. Pero la única verdad que siempre encontramos cuando somos demasiado indulgentes con el vino, es que la vida en el Samsara es amarga y dolorosa.
 
 
Final de los Preceptos Budistas.
Traducidos por la Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Tuesday, December 10, 2002
5:41 PM
 
 
 
Publicado el sábado, 03 de enero de 2004
12:01 p.m.