Del libro 'Destellos de Sabiduría
 
Página 155
por
Sogyal Rimpoché

 

La Gran Renuncia

El Príncipe Sidarta hizo su viaje histórico cuando tenía veintinueve años de edad, después de ordenarle a su auriga, Channa, que le preparara su caballo Kanthaka, dejando atrás a media noche su palacio real, en la luna llena de Vesakha. Él cruzó el río Anoma, se rapó la cabeza y hizo regresar a Channa de nuevo al Palacio. En ese momento se convirtió en un Bodhisattva ascético sin ninguna residencia permanente. Todo lo que poseía era una escudilla de mendigante y un manto para cubrir su cuerpo.

La renuncia lleva en sí tristeza y alegría a la vez; tristeza al comprender la futilidad de las antiguas costumbres, y alegría a causa de la visión más amplia que empieza a desplegarse cuando se es capaz de abandonarlas. Ésta no es una alegría común; es una alegría que da origen a una nueva y profunda fuerza, una confianza, un estímulo permanente que proviene de descubrir que no estamos condenados a nuestros hábitos, que realmente podemos liberarnos de ellos, que podemos cambiar y hacernos cada vez más libres.

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