9 de octubre de 2003
 
 
Aquí tenemos otra gran contribución:
 
El Gran Yogui Indio, Sri Swami Sivananda (1887-1963), escribió en su libro "SENDA DIVINA" en el capítulo XXII, "La Felicidad".
 
"El hombre desea felicidad. Evita el dolor. Remueve el cielo y la tierra para obtener la felicidad que desea de los objetos sensoriales, y he ahí que se enreda en las redes inextricables de Maya. ¡Pobre hombre! No sabe que esos objetos son perecederos y evanescentes, finitos y condicionados en el tiempo, el espacio y la causa. Y lo que es más, fracasa en obtener de ellos la felicidad deseada.
 
El placer sensual es ilusorio. El encantamiento permanece en tanto que la persona no posee el objeto deseado. Pero en el momento mismo en que lo posee, el encanto se desvanece. Descubre entonces que se ha metido en un enredo."
 
Muy a propósito nuestra amiga Soledad Cumbreras nos ha enviado este pequeño ensayo:
 
 
LA MÁSCARA
 
Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad, fingiendo ser lo que no soy, fingiendo no ser lo que soy, lo hago para atraer.
 
Luego descubro que sólo atraigo a otros enmascarados, alejando a los demás, debido a un estorbo: la máscara. Uso la máscara va evitar que la gente vea mis debilidades; luego descubro que al no ver mi humanidad, los demás no me quieren por lo que soy, sino por la máscara.
 
Uso una máscara para preservar mis amistades; luego descubro que si pierdo un amigo por no haber sido auténtico y haber fingido, realmente no era amigo mío, sino de la máscara. Me pongo una máscara para evitar ofender a alguien y ser diplomático; luego descubro que aquello que más ofende a las personas con las que quiero intimidar, es la máscara. Me pongo una máscara, convencido de que es lo mejor que puedo hacer para ser amado. Luego descubro la triste paradoja: lo que más deseo lograr con mis máscaras, es precisamente lo que impido con ellas.
 
 
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