- Ananda, todavía no has entendido que todos los objetos corruptos que aparecen, todo el fenómeno ilusorio y efímero, surge en el mismo punto donde también llega a su final. Sus aspectos fenoménicos son ilusorios y falsos, pero su naturaleza es en verdad la sustancia brillante de la iluminación maravillosa. Por lo tanto, eso es desde el principio hasta el final, desde las cinco skandhas y las seis entradas, hasta los doce lugares y los dieciocho dominios, la unión y la mezcla de las variadas causas y condiciones, que se consideran por su existencia, falsas e ilusorias; y la separación y dispersión de las causas y condiciones resultan en la extinción ilusoria y falsa. ¡Quién habría pensado que tal producción y extinción, llegando y partiendo, es fundamentalmente la luz maravillosa del Tathagata, la perfección inamovible que todo lo penetra, la maravillosa naturaleza de la Semejanza Verdadera! Si en la naturaleza verdadera y eterna uno busca el ir y venir, la confusión y la iluminación, o el nacimiento y la muerte, nunca los encontrará. - Dijo el Honorable del Mundo en el Sutra Surangama.
¡Qué maravillosa descripción de la mente ilusoria... todo es y no-es; pero es! Queridos amigos, este samsara en que vivimos, es y no-es. Estos sufrimientos que nos aturden, son y no-son. Este amor que sentimos es y no-es. El odio que creemos estar expresando, es y no-es. Y así sucesivamente... Pero entonces... ¿cuál es la realidad? ¿Qué es y que no-es?
Para poder responder a estas preguntas tenemos que tener en cuenta que los elementos del recto raciocinio son tres: La observación directa, la razón intuitiva y el testimonio fidedigno o inequívoco. Cada uno de estos elementos, expresa un poder espiritual que nos conduce en el camino hacia la verdad. La observación directa representa la forma más externa de la pura visión espiritual. La razón intuitiva descansa en los grandes principios de la continuidad y la correspondencia, y estos a su vez, descansan en la verdad suprema de que 'toda vida forma parte de una única vida'. El testimonio fidedigno, la participación de un ser en el conocimiento que otro posee, nace de la unidad fundamental de todos los seres.
La Meditación, ese estado de estar alerta, de concentración consciente, nos ayuda a encontrar la respuesta, a ver la realidad. Deben aprender a desarrollar su concentración, a hacer uso de la meditación en su vida diaria y aprender a aplicar dicho estado de estar alerta en su diario vivir. La meditación verdadera es simplemente desarrollar y hacer uso de este estado, de poder concentrarnos en las experiencias comunes y corrientes que vivimos cada día. La meditación nos ayuda a entender la realidad.
Si desarrollan su concentración y su 'estado de estar alerta', y se las arreglan para ser fuertes, claros y constantes en todo momento y en cada instante de sus vidas cotidianas, entonces su 'concentración-alerta', su verdadero maestro, los guiará en el camino hacia la realidad, hacia la iluminación brillante e insuperable.
A través de la meditación 'nos ejercitamos' en estar conscientes y alertas en todo momento, observando como aparecen en nuestra mente todo tipo de emociones conflictivas para transformarlas, de modo que los actos individuales sean siempre correctos y así, abrir el portón maravilloso hacia la realidad insuperable donde la verdad aparece brillante, clara y maravillosa ante nosotros.
Tenemos que dominar nuestras actividades psíquicas, la mente saltadora e ilusoria que crea al ego embustero, farsante y patrañero. El dominio de esas actividades psíquicas se logra por medio del ejercicio acertado de la voluntad y dejando de ser indulgentes con nosotros mismos.
Estos poderes y estas energías psíquicas, diríamos, aún en cosas tan 'malas' como la pasión, el odio y el miedo, no son otra cosa que poderes espirituales pervertidos o venidos a menos. Entonces la pregunta que nos surge es: ¿Qué podemos hacer para liberarlos y así poder restaurarlos? Para esto tenemos dos medios a nuestro alcance: Primero, el despertamiento de la voluntad espiritual y segundo, la purificación de la mente.
El uso apropiado de la voluntad es el esfuerzo firme por mantenerse en la vida espiritual, en el 'Camino Medio'.
El desterrar la indulgencia para con nosotros mismos es el dominio consciente, en este preciso instante y para siempre, de nuestra sed de placeres sensuales y el anhelo de estímulos.
Llevarlo a cabo es liberarse de la ansiedad de todas las formas de la actividad psíquica a través de la afirmación en nosotros mismos del hombre espiritual.
Por medio de la lectura y la práctica espiritual, el discípulo logra la comunión con el Poder Divino donde pone su corazón y su empeño.
No dejemos escapar la Inspiración Divina y comencemos a lograr el equilibrio poderoso, resistiendo los choques de la petulancia y el dolor [que como bien sabemos son inventos de la mente], con el esfuerzo moderado y constante de colocar nuestro corazón en lo eterno.
Vivamos en la verdad, en la realidad, en la paz y así, bajo estas condiciones, avanzar en la barca de nuestra práctica hacia la otra orilla, desde donde contemplaremos la dualidad inexistente como la danza ritual de la Naturaleza.
Repitamos conscientemente alertas y por medio del ejercicio acertado de la voluntad, dejando de ser indulgentes con nosotros mismos para poder lograr la liberación y la iluminación, el mantra maravilloso de Prajnaparamita o 'La Perfección de la Sabiduría' como dice en el siguiente párrafo: