Lo Relativo y lo Absoluto
Relatos de la Vida Diaria
 
Rev. Yin Zhi Shakya
 
Por la Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Corrector: Zhèng chún (Fernando Valencia)
 
Relato #27
 
 
El Orgullo y la Arrogancia
 
Guan Yin - Foto por Yin Zhi Shakya
El orgullo y la arrogancia, en otras palabras, la vanidad y el engreimiento, son manifestaciones del ego. Donde hay orgullo y arrogancia el señorío del ego predomina.
 
Hace algún tiempo conocí a una señora que decía ser muy sabia en cuestiones de religión. He pasado por todas - me dijo - y las he practicado también, así que me puedo sentir como una verdadera experta en esos asuntos. No dejo un domingo sin ir a la iglesia, es más, a veces asisto a dos servicios en el mismo día.
 
La escuché y me mantuve callada. Ella continuó... a mi casa han venido a almorzar todos los sacerdotes de las diferentes religiones que se practican en mi vecindad. A todos sin excepción, les he brindado regalos y grandes sacrificios que he dedicado a todos los santos y dioses. No hay nada que yo haya dejado de ofrecerles. Y acto seguido me preguntó - ¿qué opina de esto? ¿Voy para el cielo o no?
 
Me quedé pensando por unos segundos y le dije: ¿Conoce usted a Henry Miller? Ante su respuesta negativa le comenté que había sido un escritor americano muy famoso del siglo XX que vivió entre los años 1891 y 1980, al cual le debemos la siguiente cita: "La tarea del hombre es esculpirse en una obra maestra". Y esa es precisamente nuestra tarea - le enfaticé a mi interlocutora.
 
Entonces continué - déjeme relatarle un famoso cuento llamado 'Las Cuatro Clases de Méritos' que se le atribuye al Buda o sea al Honorable del Mundo. De esa forma podrá juzgar por usted misma. Y comencé:

Había un hombre rico que invitaba a todos los Brahmanes del vecindario a su casa, entregándoles regalos costosos y ofreciendo grandes sacrificios a los dioses.

Pero el Bendito dijo - Si un hombre cada mes repite mil sacrificios y suministra ofrendas sin cesar, no es igual a aquel que por un momento fija su mente en la rectitud.

- El Buda continuó - Hay cuatro clases de ofrendas:

Primero, cuando los regalos son grandes y el mérito es pequeño.

Segundo, cuando los regalos son pequeños y el mérito es pequeño.

Tercero, cuando los regalos son pequeños y el mérito es grande.

Y por último, la cuarta clase, cuando los regalos son grandes y el mérito es grande también.

El primero, es el caso del hombre ilusivo que toma la vida con el propósito de hacer sacrificio a los dioses, acompañados de banquetes y festejos. Aquí los regalos son grandes, pero definitivamente el mérito es pequeño.

En el segundo caso, los regalos son pequeños y el mérito también es pequeño, cuando desde un corazón codicioso y diabólico un hombre se guarda para él mismo una parte de lo que intenta ofrecer.

Sin embargo, en el tercer caso, cuando el mérito es grande mientras que el regalo es pequeño, es cuando un hombre hace su ofrenda desde amor y con un deseo de crecer en sabiduría y bondad.

Y por ultimo, cuando el regalo es grande y el mérito es grande, es cuando un hombre opulento, en un espíritu inegoísta y con la sabiduría de un Buda, da donaciones y funda instituciones, por el bien de la humanidad, para iluminar las mentes de sus hermanos y para disponer de sus necesidades.

Terminado mi relato permanecimos en silencio. Su cara se transformó. Estaba pálida lo cual denotaba su cambio de actitud. De sus ojos comenzaron a escurrir lágrimas de desconsuelo y después de un rato preguntó - ¿Entonces, qué es lo que he estado haciendo todo este tiempo? Y se apresuró a contestarse a sí misma... parece que nada, absolutamente nada... ¿Pero cómo puede ser esto posible? ¡Que pérdida de tiempo y cuanto trabajo delante de mí! ¿No es cierto?
 
No le respondí. Ahora un profundo y prolongado silencio marcaba la pauta. Lentamente se calmó, se secó las lágrimas y se levantó. Entonces me dijo:
 
- Ha sido un placer conocerla - comentó - ¿podemos seguir hablando de este asunto más adelante? Es muy interesante y quisiera llegar a comprenderlo mejor.
 
Le respondí afirmativamente y le dije que estaba a su disposición en cualquier momento. Nos despedimos, le entregué mi dirección y cada una se fue por su lado.
 
Como ya les había contado, esto aconteció hace algunos años. El mes pasado me la encontré en una conferencia a la cual me habían invitado. Estaba sentada a mi lado pero parecía no reconocerme; así que me presenté recordándole quien era yo. Su mirada cambió, pareció sorprendida y entonces me dijo - ¡Cuanto he deseado volverla a ver! Perdí su dirección así que pensé que nunca más nos íbamos a encontrar de nuevo. No sabe cuánto bien me ha hecho, mi vida ha cambiado radicalmente después de aquel encuentro que tuvimos hace unos años. Ahora comprendo muchas cosas. Soy muy feliz con mi familia. Le apreté la mano en señal de comprensión y en eso el conferencista salió a la tribuna. Cuando la conferencia terminó insistió en volver a hablar conmigo y de nuevo le di mi dirección. Nos despedimos y al ver que mi esposo me estaba llamando me apuré a reunirme con él. Mi corazón se sintió (y todavía se siente) regocijado. ¡La mayoría de las veces el espíritu del Dharma se transmite en pocas palabras!
 
Quizás ustedes, amigos lectores, puedan sacar provecho de este episodio de mi vida.
 
 
"OM GATE GATE PARAGATE PARASAMGATE BODHI SVAHA"
"(Vamos, vamos, vamos más allá, vamos a la otra orilla, ¡Iluminación! ¡Gozo!)"
 
 
Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Sábado, 7 de febrero de 2003
 
 
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