73 - Cuando la Sabiduría llega, la primera lección es "No hay tal cosa llamada Sabiduría, sólo hay un discernimiento o un vislumbrar revelador (un aperçu o percepción) de la Deidad Infinita. Pág. 135 de Los Aforismos y Pensamientos de La Madre - Mirra Alfassa (1878-1973)
La Identidad y la No-Identidad "Habiéndose acercado respetuosamente al Bendito, Kutadanta, el Guía de los Brahmanes en la Villa de Danamati, lo saludó y dijo - Se me ha dicho, Oh samana, que eres el Buda, el Santo, él conocedor de todo, el Señor del mundo. Pero si fueras el Buda, ¿no vendrías como un rey en toda su gloria y poder?
El Bendito dijo - Tus ojos están encarcelados. Si el ojo de tu mente estuviera claro podrías ver la gloria y el poder de la verdad.
Kutadanta dijo - Enséñame la verdad y la veré. Pero tu doctrina no tiene consistencia. Si fuera consistente, sería fija, pero como no lo es, pasará.
El Bendito replicó - La verdad nunca morirá.
Kutadanta dijo - Se me ha dicho que eres el maestro de la ley, sin embargo destruyes la religión. Tus discípulos menosprecian los ritos y abandonan la inmolación - porque la reverencia hacia los dioses sólo puede ser demostrada a través del sacrificio. La misma naturaleza de la religión consiste en adoración y sacrificio.
El Buda dijo - Mucho más grande que la inmolación de los bueyes es el sacrificio del yo. Aquel que ofrece a los dioses sus deseos diabólicos verá lo inservible de la matanza de animales en el altar. La sangre no tiene poder limpiador, más bien la erradicación de la lujuria es la que purificará el corazón. Mucho mejor que idolatrar a los dioses es la obediencia a la ley de la rectitud.
Kutadanta, teniendo disposición religiosa y preocupado acerca de su destino después de la muerte, había sacrificado incontables victimas. Ahora había visto el desatino de su expiación a través de la sangre. Sin embargo, todavía insatisfecho con la enseñanza del Tathagata, continuó - Oh Master, tu crees, que los seres renacen; que migran en la evolución de la vida; y que sujetos a la ley del karma debemos recoger lo que sembramos. ¡Sin embargo enseñas la no-existencia del alma! Tus discípulos definitivamente honran la extinción propia como la mayor bienaventuranza del Nirvana. Si fuera simplemente una combinación de los sankharas [los karmas acumulados] mi existencia cesaría cuando muriera. Si simplemente fuera un compuesto de sensaciones, ideas y deseos, ¿dónde puedo ir cuando este cuerpo se disuelva?
El Bendito dijo - Oh Brahmán, eres religioso e intensamente sincero. Estás seriamente interesado en el alma. Sin embargo tu trabajo es en vano porque careces de una cosa que es muy necesaria. Hay renacimiento de carácter, pero no hay trasmigración del 'yo'. Tus formas de pensamientos reaparecen, pero no hay ninguna entidad egótica que se transfiera. El poema pronunciado por el maestro renace en el escolar que repite las palabras.
Sólo a través de la ignorancia y el error del engaño los hombres se complacen en el sueño de que sus propias almas están separadas y son entidades existentes por sí mismas. Tu corazón, Oh Brahmán, está apegado al 'yo'; te preocupas acerca del cielo pero buscas los placeres del 'yo' en él mismo, no pudiendo ver la bienaventuranza de la verdad y su inmortalidad.
Te digo a ti que - el Bendito no ha venido a enseñar la muerte, sino la vida, y que no has discernido la naturaleza del vivir y morir. Este cuerpo se disolverá e innumerables sacrificios no lo salvará. Por lo tanto, busca la vida que está en la mente. Donde el 'yo' está, la verdad no puede estar. Porque cuando la verdad llegue el 'yo' desaparecerá. Por lo tanto, deja que tu mente descanse en la verdad; propaga la verdad, pon toda tu voluntad en eso y deja que se propague. En la verdad vivirás para siempre. El 'yo' es muerte y la verdad es vida. El apego al 'yo' es una muerte perpetua, mientras que moviéndote en la verdad estás participando en el Nirvana que es vida eterna.
Entonces Kutadanta dijo - Oh Venerable Maestro, ¿dónde está el Nirvana?
El Nirvana está donde quiera que los Preceptos son obedecidos - replicó el Bendito.
- ¿Te estoy entendiendo correctamente? - replicó el Brahmán - El nirvana no es un lugar y como no está en parte alguna, no tiene realidad.
No me has entendido correctamente - dijo el Bendito. Ahora escucha y responde estas preguntas: ¿Dónde vive el viento?
- En ninguna parte - fue la respuesta.
Buda replicó - Entonces, señor, no hay tal cosa llamada viento.
Kutadanta no respondió; y entonces el Bendito le preguntó otra vez - respóndeme, Oh Brahmán, ¿dónde habita la sabiduría? ¿Es la Sabiduría un lugar?
La Sabiduría no tiene un lugar donde habitar - replicó Kutadanta.
Dijo el Bendito -- ¿Estás diciendo que no hay sabiduría, ni iluminación, ni rectitud, ni salvación porque el Nirvana no tiene lugar? Así como pasa el gran y poderoso viento sobre el mundo en el calor del día, así el Tathagata llega a soplar sobre las mentes de la humanidad con el aliento de su amor, tan fresco, tan dulce, tan calmado y tan delicado; y aquellos atormentados por la fiebre mitigan su sufrimiento y se regocijan con la brisa fresca.
Kutadanta dijo - Oh Señor, siento que estás proclamando una gran doctrina, pero no puedo entenderla. Ten paciencia conmigo cuando te pregunto de nuevo: Dime Oh Señor, si no hay atman (alma), ¿cómo puede haber inmortalidad? La actividad de la mente pasa y nuestros pensamientos se van cuando terminamos de pensar.
El Buda replicó - Nuestro pensar se va pero nuestros pensamientos continúan. El razonamiento cesa, pero el conocimiento permanece.
Dijo Kutadanta - ¿Cómo es eso? ¿No es lo mismo el razonamiento y el conocimiento?
El Bendito explicó la diferencia ilustrándola como sigue:
Es como cuando un hombre quiere enviar una carta durante la noche y después de haber llamado a su secretario, enciende una lámpara para escribir la carta. Entonces, cuando ha terminado, apaga la luz de la lámpara. Pero aunque lo escrito ha sido finalizado y la lámpara está apagada, la carta todavía está ahí. Así que, cuando el razonamiento cesa, el conocimiento permanece; y en la misma forma, la actividad mental cesa, pero la experiencia, la sabiduría y todos los frutos de nuestros actos perduran.
Kutadanta continuó - Dime, Oh Señor, te imploro me digas, dónde, si los sankharas están disueltos, está la identidad del 'yo'. Si mis pensamientos se propagan, y mi alma migra, mis pensamientos cesan de ser mis pensamientos y mi alma cesa de ser mi alma. Ilústrame, Oh Señor, te ruego que me digas dónde está la identidad de mi 'yo'.
El Bendito dijo - Suponte que un hombre fuera a encender el pabilo de una lámpara de aceite; ¿La flama sería la misma toda la noche?
Kutadanta titubeó. Pensó - Sí, es la misma llama... (Pero temiendo las complicaciones del significado escondido y tratando de ser exacto) corrigió - No, no lo es.
Entonces, el Bendito continuó - Hay dos llamas, una en el primer pabilo, y la otra en el segundo.
No Señor - dijo Kutadanta - En un sentido, no es la misma llama, pero en otro sentido es la misma. La llama quema la misma clase de aceite, emite la misma clase de luz, y sirve para el mismo propósito.
Muy bien - dijo el Buda, - ¿y llamarías a esas llamas, la misma? La que se quemó ayer y que se está quemando ahora, en la misma lámpara, llena con el mismo aceite, e iluminando la misma habitación.
- Ellas pueden haberse extinguido durante el día - sugirió Kutadanta.
Dijo el Bendito - Suponte que la llama del primer pabilo ha sido extinguida durante el segundo pabilo, ¿la llamarías la misma si la encendieras de nuevo en el tercer pabilo?
Replicó Kutadanta - En un sentido, es una llama diferente, y en otro no lo es.
El Tathagata le preguntó de nuevo - ¿Tiene relación el tiempo transcurrido durante la extinción de la llama con su identidad o su no-identidad? - No, Señor - dijo el Brahmán - no tiene nada que ver. Hay una diferencia y una identidad, ya sean si han transcurrido muchos años o solamente un segundo, y también si la lámpara ha sido apagada a mediado del tiempo o no.
Bien, entonces estamos de acuerdo que la llama de hoy es en cierto sentido la misma de ayer y en otro sentido es diferente en cada momento. Además, las llamas de la misma clase que iluminan con el mismo poder la misma clase de habitación, son en cierto sentido la misma. - Sí, Señor - replicó Kutadanta.
El Bendito continuó - Ahora, suponte que hay un hombre que siente como tú, piensa como tú y actúa como tú, ¿no es ese hombre el mismo que tú? - No, Señor - interrumpió Kutadanta.
Dijo el Buda - ¿Niegas que la misma lógica que te sostiene, sostiene todas las cosas del mundo?
Kutadanta evocó y replicó lentamente - No, no lo niego. La misma lógica sostiene universalmente a todo; pero hay una peculiaridad acerca de mí mismo la cual lo interpreta todo diferente de todo lo demás y también de los otros seres. Habrá otro hombre que sienta exactamente como yo, piense como yo y actúe como yo; y supongamos que tenga el mismo nombre y la misma clase de posesiones, pero él no sería yo.
- Eso es verdad, Kutadanta - dijo el Buda - él no sería tú. Ahora dime - ¿Es la persona que va a la escuela una y la que ha finalizado sus estudios otra? ¿Es uno él que comete un crimen y otro al que castigan cortándole las manos y los pies?
- Son el mismo. - Fue la respuesta.
Entonces ¿es la igualdad constituida por la continuidad solamente? - Preguntó el Tathagata.
- No solamente por la continuidad, - dijo Kutadanta - sino también, y principalmente, por la identidad de carácter.
- Muy bien - concluyó el Buda - entonces, estás de acuerdo que las personas pueden ser la misma, en el mismo sentido que dos llamas de la misma clase son llamadas iguales; y debes reconocer que en este sentido otro hombre del mismo carácter y producto del mismo karma es el mismo que tú. - Bien, lo reconozco - dijo el Brahmán.
El Buda continuó - Y en ese mismo sentido solamente tú eres hoy él mismo que ayer. Tu naturaleza no está constituida de la materia en que consiste tu cuerpo, sino por los sankharas, las formas del cuerpo, las sensaciones y del pensamiento. Las personas son una combinación de los sankharas. Lo que sea que ellas sean, así eres tú. A cualquier lugar que vayan, tu vas. Por lo tanto, reconocerás en cierto sentido una identidad de ti mismo y en otro sentido, una diferencia. Pero aquel que no reconoce la identidad deberá negar toda identidad y deberá decir que el que pregunta ya no es más la misma persona que fue un minuto antes de recibir la respuesta. Ahora considera la continuación de tu personalidad, la que es preservada en tu karma. ¿La llamas muerte y aniquilación o vida y vida continua?
La llamo vida y vida continua - replicó Kutadanta - porque es la continuación de mi existencia, pero no me interesa esa clase de continuación. Todo lo que me interesa es la continuación del 'yo' en el otro sentido, el cual hace de cada hombre, ya sea idéntico a mí o no, una persona diferente en su totalidad.
- Muy bien - dijo el Buda - eso es lo que deseas y eso es lo que te ata al 'yo'. Ese es tu error. Todas las cosas compuestas son transitorias: ellas crecen y se deterioran. Todas las cosas compuestas están sujetas al dolor: siempre estarán separadas de eso que aman y al mismo tiempo, siempre unidas a lo que aborrecen. Todas las cosas compuestas carecen de un 'yo', de un atman y de un ego.
- ¿Cómo es eso? - Preguntó Kutadanta.
- ¿Dónde está tu 'yo'? - Preguntó el Buda. Y cuando Kutadanta no respondió, él continuó - tu 'yo' al que te aferras tanto, está en constante cambio. Hace muchos años eras un pequeño bebé, entonces te convertiste en un muchacho, más adelante en un adolescente y ahora eres un hombre. ¿Hay alguna identidad del bebé en el hombre? Hay una identidad en cierto sentido solamente. Definitivamente hay más identidad entre las llamas del primer y el tercer pabilo, incluso aunque la llama hubiera sido extinguida durante el segundo pabilo. Ahora bien, ¿Cuál es tu verdadero 'yo', para la preservación por la cual clamas? Él de ayer o él de hoy o él del mañana.
- Kutadanta estaba aturdido y perplejo. - Señor del Mundo - dijo - veo mi error, pero todavía estoy confundido.
El Tathagata continuó - Es por un proceso de evolución que los sankharas surgen. No hay ningún sankhara que haya surgido y sea, sin ningún devenir o acontecer gradual. Tus Sankharas son el producto de tus acciones en las existencias anteriores. La combinación de tus sankharas es tu 'yo'. Donde quiera que ellos están impresos, en esa dirección tu 'yo' migra. En tus sankharas continuarás viviendo y recogerás en las futuras existencias lo que has sembrado ahora y en el pasado.
- Oh Señor, verdaderamente - respondió Kutadanta - ésta no es una justa retribución. No puedo reconocer la justicia donde otros después que yo recogerán lo que estoy sembrando ahora.
El Bendito esperó un momento y entonces replicó - ¿Es que toda la enseñanza ha sido en vano? ¿No entiendes que esos otros son tú mismo? Tú mismo recogerás lo que sembraste, no otros. Piensa en un hombre que es inculto e indigente y está sufriendo de las miserias de su condición. Cuando niño fue holgazán e indolente y al crecer no aprendió ningún arte u oficio para ganarse la vida. ¿Dirías que su miseria no es el producto de sus propias acciones porque el adulto ya no es más la misma persona que fue cuando niño?
Te digo, que ni en los cielos, ni en el medio del océano, ni escondido en las grietas de las montañas encontrarás un lugar donde puedas escapar del fruto de tus acciones diabólicas. Al mismo tiempo, ten la completa seguridad de que has de recibir las bendiciones de tus buenas acciones. Aquel hombre que ha viajado por mucho tiempo y que regresa a casa sano y salvo, le espera la bienvenida de todos sus parientes, amigos y conocidos. Así que el fruto de sus buenos trabajos le ofrece la bienvenida ha quien ha caminado el pasaje de la rectitud cuando pasa más allá, de la vida presente a la futura.
Kutadanta dijo - Tengo fe en la gloria y la excelencia de tus doctrinas. Mi ojo todavía no soporta la luz; pero entiendo ahora que la verdad despunta frente a mí, que no hay 'yo'. Los sacrificios no pueden salvar y las invocaciones son palabras vanas. Pero, ¿cómo encontraré el camino de la vida imperecedera? Conozco todos los Vedas de memoria y no he encontrado la verdad.
El Buda dijo - Aprender es una cosa buena; pero no es productiva. La verdadera sabiduría solamente puede ser adquirida por la práctica. Practica la verdad de que tu hermano es el mismo que tú. Camina el noble sendero de la rectitud y entenderás que mientras hay muerte en el 'yo', hay inmortalidad en la verdad.
Kutadanta dijo - Déjeme refugiarme en el Bendito, en el Dharma y en la Sangha. Acéptame como tu discípulo y déjame participar en la Bienaventuranza de la inmortalidad."