"- Las cosas del mundo y sus habitantes están sujetas al cambio. Son combinaciones de elementos que existieron antes, y todas las criaturas vivientes son el producto de sus acciones pasadas; porque la ley de 'causa y efecto' es uniforme y sin excepción.
Pero en las cosas cambiantes hay una constancia de ley, o cualidad que permanece igual, a pesar de la variación de las otras cosas, y cuando la ley es vista, hay verdad. La verdad descansa escondida en el sámsara como la permanencia en sus cambios.
La verdad desea aparecer, presentarse; la verdad desea llegar a ser consciente; la verdad lucha por conocerse a sí misma.
Hay verdad en la piedra, porque la piedra está aquí; y ningún poder en el mundo, ni dios, ni el hombre, ni el demonio pueden destruir su existencia. Pero la piedra no tiene conciencia. Hay verdad en la planta y su vida puede expandirse; la planta crece, florece y lleva los frutos. Su belleza es maravillosa, pero no tiene conciencia. Hay verdad en el animal; él se mueve y percibe sus contornos; distingue y aprende a escoger. Hay una conciencia, pero todavía no es una conciencia de la Verdad. Es una conciencia del yo solamente.
La conciencia del 'yo' nubla los ojos de la mente y esconde la verdad. Es el error original, es el origen de la ilusión, es el germen de la maldad. El 'yo' es la causa del egoísmo. No hay maldad que no fluya del 'yo'. El 'yo' es el principio de todos los odios, las iniquidades y las difamaciones, la desfachatez y la indecencia del ladrón y el robo y de la opresión y derramamiento de sangre. El 'yo' es Mara, el temperamento, el hacedor de la maldad, el creador de lo malévolo y la injuria. El 'yo' tienta con placeres. El 'yo' promete un paraíso de hadas. El 'yo' es el velo de Maya, el encantador. Pero los placeres del 'yo' son irreales; su laberinto paradisíaco es un camino de miseria, y su belleza marchita enardece las llamas del deseo que nunca puede ser satisfecho.
¿Quién nos liberará del poder del 'yo'? ¿Quién nos salvará de la miseria? ¿Quién nos regresará de nuevo a la vida bendita?
Hay miseria en el mundo del sámsara; hay mucha miseria y mucho dolor. Pero mucho mayor que toda esa miseria es la bienaventuranza de la verdad. La verdad proporciona paz a la mente anhelante; ella conquista el error; ella extingue las llamas del deseo; ella nos conduce al Nirvana. Bienaventurado es aquel que ha encontrado la paz del Nirvana. Él descansa de las luchas y tribulaciones de la vida; está por encima de todos los cambios y del nacimiento y la muerte; y él permanece inafectado ante las malignidades de la vida.
Bendito es aquel que ha encontrado la iluminación. Él conquista, aunque puede ser herido; él es glorioso y feliz, aunque pueda sufrir; él es fuerte, aunque pueda quebrarse bajo la carga del trabajo; él es inmortal, aunque muera. La esencia de su ser es pureza y bondad.
Bendito aquel que ha obtenido el sagrado estado de Budeidad, porque está preparado para trabajar la salvación de sus semejantes. La verdad ha morado en él. La sabiduría perfecta ilumina su entendimiento, y la rectitud sostiene el propósito de todas sus acciones. La verdad es el poder viviente para el bien, lo indestructible y lo invencible. Trabaja la verdad en tu mente y disemínala en la humanidad, porque la verdad solamente es el salvador de la maldad y la miseria. ¡El Buda ha encontrado la verdad y la verdad ha sido proclamada por el Buda! Bendito sea el Buda."
Jesucristo dijo - "¡Levantate y anda!" Y esta frase la he encontrado muy a propósito para todos nosotros. Desprendámonos ahora mismo de ese 'yo' patrañero, engañoso y sobre todo irreal, que no nos deja compartir la vida, la bienaventuranza y la paz, que son innatas por derecho inalienable a todos los seres vivientes.
El Apego es una actitud que sobrestima las cualidades de un objeto o persona y después se aferra a ella.
Cuando tenemos apego, proyectamos sobre las personas y los objetos cualidades que no poseen, o exageramos las que poseen.
Buda dijo en el Dharmapala:
El apego surge de concepciones erróneas
Por tanto, reconócelas como su raíz
Evita las conceptualizaciones y el apego no surgirá
Hay ciertas ideas erróneas básicas que alimentan nuestro apego:
a) que las cosas, las personas y las relaciones no cambian
b) que nos pueden proporcionar felicidad duradera
c) que son puras
d) que poseen una esencia real y brillante
Estas ideas erróneas funcionan siempre que estamos apegados a algo o a alguien, tomando como ejemplo nuestro cuerpo, consideremos las siguientes preguntas:
¿ Nuestro cuerpo cambia y envejece?
¿Nuestro cuerpo nos proporciona felicidad duradera?
¿Es nuestro cuerpo puro y atractivo?
¿Nuestro cuerpo posee esencia real?
La mayoría de nosotros estamos básicamente preocupados por la felicidad en esta vida presente. Buscamos felicidad para gratificar nuestros sentidos. Siempre queremos ver personas atractivas u objetos hermosos, oír música que nos guste o escuchar palabras de elogio, oler perfumes maravillosos, gustar comida deliciosa y tocar objetos agradables.
La búsqueda de la felicidad de esta forma exclusiva en esta vida trae como consecuencia el resultado opuesto. Actuaremos de forma egoísta siempre que tratemos de asegurar los objetos a los que estamos apegados y librarnos de los que nos producen aversión. Por ejemplo, ¿por qué criticamos con ira a otras personas? Apegados a nuestra propia felicidad, arremetemos contra los que pueden destruirla. En ese momento, no nos importa si herimos sus sentimientos.
Otro ejemplo es cuando robamos. No nos sentimos a gusto con nosotros mismos. O cuando tenemos relaciones extramaritales, nos preocuparemos, mentiremos y pondremos excusas para ocultarlo.
Apegados a esta vida, tendemos a exagerar la importancia de ciertas cosas, pensamos cosas como "tengo que ganar tanto dinero para ser feliz", y no descansamos hasta que conseguimos esa meta, y si no la conseguimos nos frustramos y nos sentimos intranquilos. Sobrestimamos la importancia del dinero y no nos damos cuenta de todas las cosas buenas de nuestra vida.
Cuando tratamos de dejar de anhelar a una persona u objeto hacia la que sentimos apego, nos enfrentamos a una difícil disyuntiva: nuestras emociones dicen: "quiero esto" y nuestro intelecto dice: "¡No, eso te perjudica!". Esa batalla interna es inútil. En vez de librar esa lucha, podemos tomarnos un respiro, examinar nuestra vida y concluir que el apego hace que nos sintamos insatisfechos e infelices. Con esa prueba irrefutable de sus desventajas no querremos vernos envueltos en ello por más tiempo.
El apego sienta las bases para la insatisfacción. Cuando tenemos apego muy fuerte hacia algo o alguien, el pensar en su pérdida nos puede producir miedo o pánico. Debemos pensar que es nuestra mente la que proyecta a esa persona o cosa cualidades de belleza, pureza, perfección, etc.
Cuando entendemos los inconvenientes del apego, tomamos la determinación de liberarnos del aferramiento a la felicidad de esta vida y a todos los sufrimientos que trae consigo. Desde luego, aún querremos ser felices aquí y ahora, pero no estaremos obsesionados con obtener todo lo que pensamos que necesitamos y queremos.
Debemos reconocer que podemos experimentar una felicidad mayor que la que sentimos cuando estamos cerca de objetos maravillosos y personas atractivas, la Felicidad Suprema, la cual proviene de la transformación de nuestra mente.
El desapego es diferente de ser ascético, indiferente o descuidado. El desapego es un estado mental equilibrado, en el cual somos libres y enfocamos nuestra atención hacia lo que es realmente valioso.
Trabajando con el apego.
Es verdad que todos tenemos un auto centrismo innato que inhibe nuestro amor por los otros. Por lo tanto, como deseamos la felicidad verdadera que sólo una mente en calma puede obtener, y como esa paz se obtiene únicamente con una actitud compasiva; ¿cómo podemos desarrollar esto? Obviamente, pensar en lo que es la compasión no nos es suficiente, debemos hacer un esfuerzo conjunto por desarrollarla; tenemos que utilizar todos los hechos de nuestra vida diaria para transformar nuestros pensamientos y comportamientos.
Ante todo tenemos que tener claro que queremos decir con compasión. Muchas formas del sentimiento compasivo están mezcladas con el deseo y el apego; por ejemplo, el amor de los padres a los hijos está a menudo fuertemente asociado con sus propias necesidades emocionales, por lo tanto no es completamente compasivo; en el matrimonio, el amor entre la mujer y el hombre depende más del apego que del amor genuino, particularmente al principio.
La verdadera compasión no es simplemente una respuesta emocional, sino un firme compromiso fundado en la razón. Por lo tanto, la actitud compasiva sincera hacia los otros, no cambia ni siquiera si éstos se comportan negativamente.
OM MANI PADME HUM