Lo Relativo y lo Absoluto
Relatos de la Vida Diaria
 
Rev. Yin Zhi Shakya
 
Por la Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Corrector: Fernando Valencia (Zhèng chún)
 
 
Relato #23
 
Las Ataduras y los Apegos
 
 
Altar Mayor en el Templo Hsu Yun, Hawai - Foto por Yin Zhi Shakya
En mi posición de Sacerdote Budista de la Orden Hsu Yun del Ministerio de la Internet, he recibido innumerables cartas con miles de preguntas, que la mayoría no hubieran tenido razón de ser si esas personas comprendieran que la vida es sufrimiento, que el sufrimiento lo causa el deseo, que cuando el deseo desaparece el sufrimiento se desvanece, y que hay un camino para lograr la extinción del sufrimiento: El Camino Óctuplo.
 
En el Budismo al igual que cualquiera otra religión el Camino es uno y si se quiere llegar a la meta hay que caminarlo, no hay otra forma. Algunos caminan más rápidos que otros, pero no hay remedio, tenemos que caminar si queremos llegar.
 
¡Cuánto énfasis siempre pongo en que el 'deseo' y los 'apegos' son las causas del sufrimiento y no entienden! No desear y no apegarse es la Gran Respuesta. ¿Quién nos liberará del poder del 'yo'? ¿Quién nos salvará del sufrimiento? ¿Y cómo lo hemos de hacer? Me preguntan todos... Ahí está la clave... cómo lo hemos de hacer. Somos nosotros los únicos que podemos ponerle fin a este valle de lágrimas. Nada ni nadie, ni dioses ni formulas ni espíritus con poderes especiales ni hombres de ninguna clase pueden hacer por nosotros lo que es nuestra responsabilidad, o sea, lo que es ineludible que hagamos por nosotros mismos.
 
Hay muchas formas de ver un mismo problema; hay muchos modos de acercarnos para solucionarlo. Como maestra de Matemática puedo decirles con autoridad que eso es así. Pero si deseamos solucionarlo tenemos que escoger uno y ponerlo en práctica con nuestra volición o voluntad.
 
Muchos buscadores de la Verdad han leído incontables libros, ido a psicólogos y psiquiatras y examinado recetas de todas clases en busca de ayuda para ponerle fin al sufrimiento que en palabras Budista es el Sámsara. Pero si no ponen su esfuerzo personal no hay forma de salir de él; ni un libro, ni un psiquiatra ni recetas de ninguna clase ayudará a extinguir el sufrimiento porque el sufrimiento es parte de la vida en el sámsara. Vuelvo a decir - somos nosotros los hacedores de nuestro destino y también somos nosotros los que tenemos en la mano la respuesta para transformarlo.
 
El 'yo' o el ego es la causa de todos los males; del egoísmo, del odio y de la separación. En nombre de ese 'yo' se han cometido tantas atrocidades que serían imposibles de contar. Atrocidades personales y colectivas como guerras, injusticias y abusos en todos sus niveles. El 'yo' nos ata al deseo sensual, a la existencia sutil e inmaterial, a la aversión, a la vanidad, a las concepciones erróneas, a los ritos y ceremonias - muchos de ellos horrendos como la matanza de animales - a la duda, a la agitación y a la ignorancia.
 
Las ataduras son factores mentales insanos o enfermizos que encadenan a los seres al ciclo de la existencia. Las diez ataduras son:
1. La atadura del deseo sensual
2. La atadura del apego a la existencia material sutil
3. La atadura del apego a la existencia inmaterial
4. La atadura de la aversión
5. La atadura de la vanidad
6. La atadura de las concepciones erróneas
7. La atadura de la adherencia a ritos y ceremonias
8. La atadura de la duda
9. La atadura de la agitación
10. La atadura de la ignorancia
 
El Buda dijo:

"- Las cosas del mundo y sus habitantes están sujetas al cambio. Son combinaciones de elementos que existieron antes, y todas las criaturas vivientes son el producto de sus acciones pasadas; porque la ley de 'causa y efecto' es uniforme y sin excepción.

Pero en las cosas cambiantes hay una constancia de ley, o cualidad que permanece igual, a pesar de la variación de las otras cosas, y cuando la ley es vista, hay verdad. La verdad descansa escondida en el sámsara como la permanencia en sus cambios.

La verdad desea aparecer, presentarse; la verdad desea llegar a ser consciente; la verdad lucha por conocerse a sí misma.

Hay verdad en la piedra, porque la piedra está aquí; y ningún poder en el mundo, ni dios, ni el hombre, ni el demonio pueden destruir su existencia. Pero la piedra no tiene conciencia. Hay verdad en la planta y su vida puede expandirse; la planta crece, florece y lleva los frutos. Su belleza es maravillosa, pero no tiene conciencia. Hay verdad en el animal; él se mueve y percibe sus contornos; distingue y aprende a escoger. Hay una conciencia, pero todavía no es una conciencia de la Verdad. Es una conciencia del yo solamente.

La conciencia del 'yo' nubla los ojos de la mente y esconde la verdad. Es el error original, es el origen de la ilusión, es el germen de la maldad. El 'yo' es la causa del egoísmo. No hay maldad que no fluya del 'yo'. El 'yo' es el principio de todos los odios, las iniquidades y las difamaciones, la desfachatez y la indecencia del ladrón y el robo y de la opresión y derramamiento de sangre. El 'yo' es Mara, el temperamento, el hacedor de la maldad, el creador de lo malévolo y la injuria. El 'yo' tienta con placeres. El 'yo' promete un paraíso de hadas. El 'yo' es el velo de Maya, el encantador. Pero los placeres del 'yo' son irreales; su laberinto paradisíaco es un camino de miseria, y su belleza marchita enardece las llamas del deseo que nunca puede ser satisfecho.

¿Quién nos liberará del poder del 'yo'? ¿Quién nos salvará de la miseria? ¿Quién nos regresará de nuevo a la vida bendita?

Hay miseria en el mundo del sámsara; hay mucha miseria y mucho dolor. Pero mucho mayor que toda esa miseria es la bienaventuranza de la verdad. La verdad proporciona paz a la mente anhelante; ella conquista el error; ella extingue las llamas del deseo; ella nos conduce al Nirvana. Bienaventurado es aquel que ha encontrado la paz del Nirvana. Él descansa de las luchas y tribulaciones de la vida; está por encima de todos los cambios y del nacimiento y la muerte; y él permanece inafectado ante las malignidades de la vida.

Bendito es aquel que ha encontrado la iluminación. Él conquista, aunque puede ser herido; él es glorioso y feliz, aunque pueda sufrir; él es fuerte, aunque pueda quebrarse bajo la carga del trabajo; él es inmortal, aunque muera. La esencia de su ser es pureza y bondad.

Bendito aquel que ha obtenido el sagrado estado de Budeidad, porque está preparado para trabajar la salvación de sus semejantes. La verdad ha morado en él. La sabiduría perfecta ilumina su entendimiento, y la rectitud sostiene el propósito de todas sus acciones. La verdad es el poder viviente para el bien, lo indestructible y lo invencible. Trabaja la verdad en tu mente y disemínala en la humanidad, porque la verdad solamente es el salvador de la maldad y la miseria. ¡El Buda ha encontrado la verdad y la verdad ha sido proclamada por el Buda! Bendito sea el Buda."

Jesucristo dijo - "¡Levantate y anda!" Y esta frase la he encontrado muy a propósito para todos nosotros. Desprendámonos ahora mismo de ese 'yo' patrañero, engañoso y sobre todo irreal, que no nos deja compartir la vida, la bienaventuranza y la paz, que son innatas por derecho inalienable a todos los seres vivientes.

 
Y para terminar leamos este artículo Budista que nos define el apego y cómo desprendernos de él:

El Apego es una actitud que sobrestima las cualidades de un objeto o persona y después se aferra a ella.

Cuando tenemos apego, proyectamos sobre las personas y los objetos cualidades que no poseen, o exageramos las que poseen.

Buda dijo en el Dharmapala:

El apego surge de concepciones erróneas

Por tanto, reconócelas como su raíz

Evita las conceptualizaciones y el apego no surgirá

Hay ciertas ideas erróneas básicas que alimentan nuestro apego:

a)  que las cosas, las personas y las relaciones no cambian

b) que nos pueden proporcionar felicidad duradera

c) que son puras

d) que poseen una esencia real y brillante

Estas ideas erróneas funcionan siempre que estamos apegados a algo o a alguien, tomando como ejemplo nuestro cuerpo, consideremos las siguientes preguntas:

¿ Nuestro cuerpo cambia y envejece?

¿Nuestro cuerpo nos proporciona felicidad duradera?

¿Es nuestro cuerpo puro y atractivo?

¿Nuestro cuerpo posee esencia real?

La mayoría de nosotros estamos básicamente preocupados por la felicidad en esta vida presente. Buscamos felicidad para gratificar nuestros sentidos. Siempre queremos ver personas atractivas u objetos hermosos, oír música que nos guste o escuchar palabras de elogio, oler perfumes maravillosos, gustar comida deliciosa y tocar objetos agradables.

La búsqueda de la felicidad de esta forma exclusiva en esta vida trae como consecuencia el resultado opuesto. Actuaremos de forma egoísta siempre que tratemos de asegurar los objetos a los que estamos apegados y librarnos de los que nos producen aversión. Por ejemplo, ¿por qué criticamos con ira a otras personas? Apegados a nuestra propia felicidad, arremetemos contra los que pueden destruirla. En ese momento, no nos importa si herimos sus sentimientos.

Otro ejemplo es cuando robamos. No nos sentimos a gusto con nosotros mismos. O cuando tenemos relaciones extramaritales, nos preocuparemos, mentiremos y pondremos excusas para ocultarlo.

Apegados a esta vida, tendemos a exagerar la importancia de ciertas cosas, pensamos cosas como "tengo que ganar tanto dinero para ser feliz", y no descansamos hasta que conseguimos esa meta, y si no la conseguimos nos frustramos y nos sentimos intranquilos. Sobrestimamos la importancia del dinero y no nos damos cuenta de todas las cosas buenas de nuestra vida.

Cuando tratamos de dejar de anhelar a una persona u objeto hacia la que sentimos apego, nos enfrentamos a una difícil disyuntiva: nuestras emociones dicen: "quiero esto" y nuestro intelecto dice: "¡No, eso te perjudica!". Esa batalla interna es inútil. En vez de librar esa lucha, podemos tomarnos un respiro, examinar nuestra vida y concluir que el apego hace que nos sintamos insatisfechos e infelices. Con esa prueba irrefutable de sus desventajas no querremos vernos envueltos en ello por más tiempo. 

El apego sienta las bases para la insatisfacción. Cuando tenemos apego muy fuerte hacia algo o alguien, el pensar en su pérdida nos puede producir miedo o pánico. Debemos pensar que es nuestra mente la que proyecta a esa persona o cosa cualidades de belleza, pureza, perfección, etc.

Cuando entendemos los inconvenientes del apego, tomamos la determinación de liberarnos del aferramiento a la felicidad de esta vida y a todos los sufrimientos que trae consigo. Desde luego, aún querremos ser felices aquí y ahora, pero no estaremos obsesionados con obtener todo lo que pensamos que necesitamos y queremos.

Debemos reconocer que podemos experimentar una felicidad mayor que la que sentimos cuando estamos cerca de objetos maravillosos y personas atractivas, la Felicidad Suprema, la cual proviene de la transformación de nuestra mente.

El desapego es diferente de ser ascético, indiferente o descuidado. El desapego es un estado mental equilibrado, en el cual somos libres y enfocamos nuestra atención hacia lo que es realmente valioso.

Trabajando con el apego.

Es verdad que todos tenemos un auto centrismo innato que inhibe nuestro amor por los otros. Por lo tanto, como deseamos la felicidad verdadera que sólo una mente en calma puede obtener, y como esa paz se obtiene únicamente con una actitud compasiva; ¿cómo podemos desarrollar esto? Obviamente, pensar en lo que es la compasión no nos es suficiente, debemos hacer un esfuerzo conjunto por desarrollarla; tenemos que utilizar todos los hechos de nuestra vida diaria para transformar nuestros pensamientos y comportamientos.

Ante todo tenemos que tener claro que queremos decir con compasión. Muchas formas del sentimiento compasivo están mezcladas con el deseo y el apego; por ejemplo, el amor de los padres a los hijos está a menudo fuertemente asociado con sus propias necesidades emocionales, por lo tanto no es completamente compasivo; en el matrimonio, el amor entre la mujer y el hombre depende más del apego que del amor genuino, particularmente al principio.

La verdadera compasión no es simplemente una respuesta emocional, sino un firme compromiso fundado en la razón. Por lo tanto, la actitud compasiva sincera hacia los otros, no cambia ni siquiera si éstos se comportan negativamente.

OM MANI PADME HUM

Bibliografía del Artículo:
Chodron, Thubten. "Corazón Abierto, Mente Lúcida". Ediciones Dharma. España
Gyatso, Tenzin (XIV Dalai Lama). "Un Buen Corazón es la Mejor Religión". Editorial Troquel. Buenos Aires, Argentina

 

"OM GATE GATE PARAGATE PARASAMGATE BODHI SVAHA"
"(Vamos, vamos, vamos más allá, vamos a la otra orilla, ¡Iluminación! ¡Gozo!)"
 
 
 
Nota: Si desean información sobre el Budismo Chan/Zen envíenos una nota por nuestro correo electrónico y le responderemos con mucho gusto.
 
 
Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Martes, 20 de enero de 2003
 
 
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