Lo Relativo y lo Absoluto
Relatos de la Vida Diaria
 
Rev. Yin Zhi Shakya
 
Por la Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Corrector: Zhèng chún (Fernando Valencia)
 
 
Relato #18
¿Celebrar qué?
 
 
La Práctica de la Celebración - Foto por Yin Zhi Shakya
En la locura de las Celebraciones de Año Nuevo, cuando las personas lanzan fuegos artificiales, se emborrachan, gritan desaforadamente, hacen promesas de la unión familiar para siempre... beben champaña en nombre de lo que sea, bailan, se besan, se abrazan, etc., me puse a pensar - ¿Qué estamos celebrando? ¿Es que vale la pena celebrar esta vida pesarosa? ¿Un año más? ¿Un año menos? ¿De qué? Dice la canción y yo estoy de acuerdo - ¡Cómo quiera que te pongas tienes que llorar! Y agrego, en el Sámsara...
 
Esta víspera de Año Nuevo, les cuento - en cada casa del mundo entero - se volvió a repetir una vez más el 'Sagrado y Enigmático Rito' del Año Nuevo. Unos minutos antes, todos estaban discutiendo sobre política, cómo educar a los hijos, los artistas más sobresalientes del momento, y en una que otra esquina del salón, los chismes de unos y otros no faltaban: Qué si me miró de esta forma; qué si no debía hacer esto o aquello; qué si está flaca o gorda; qué si toma mucho y 'yo' sí que sé controlarme; qué si es un irresponsable, etc., etc., etc. De repente, porque el reloj está a punto de marcar cierto número, todos comienzan su 'Sagrado y Enigmático Rito' del Año Nuevo. ¿Es que estamos locos? Solamente nos queda reírnos.
 
En la casa de al lado, la familia había recibido visita del extranjero para los festejos, y el vuelo de regreso a su país de origen salía a las siete de la mañana del día primero teniendo el grupo que estar en el aeropuerto a las cinco, por lo tanto, decidieron, para tener tiempo de dormir un poco, que el 'Sagrado y Enigmático Rito' se iba a hacer a las once de la noche; lo adelantaron una hora. Ahora me pregunto, ¿si tan importante es ese rito, adelantarlo una hora no sería un sacrilegio? De nuevo riámonos...
 
Si nos ponemos a pensar qué estamos celebrando nos moriríamos de risa. Celebramos las aversiones y los apegos que nos son imposibles de controlar y mucho menos de satisfacer... Celebramos que nuestros hijos no sean como queremos y que nuestros padres ya no parezcan como cuando éramos chicos... Celebramos nuestras enfermedades imposibles de erradicar completamente... Celebramos que estamos a un paso menos de la muerte... Celebramos que las arrugas están saliendo... Celebramos la infidelidad del marido o la esposa... Celebramos que tenemos dinero creyendo que va durar para siempre... Y hasta, diría yo, celebramos la clonación de todas estas imposibilidades... ¿No estamos en el proceso de clonar a un ser humano? ¡Válgame Dios! Celebramos... Celebramos... Celebramos... Eso es lo que celebramos.
 
Si me dicen - pero... esta celebración no es en serio, es solamente una 'celebración'. - Les digo - La vida es muy seria. Es la oportunidad que tenemos para comenzar a arreglar nuestro karma, y cuando la oportunidad pasa sin siquiera pensar en ella, hay que repetir de nuevo 'el curso'. Hemos reprobado la asignatura: 'La Verdad'. De eso se trata la rueda del sámsara.
 
La Celebración, cualquiera que ella sea, es una cosa muy seria. Celebrar es honrar y en el sentido profundo de la palabra es alabar. Y me pregunto, ¿honrar a quién con todo eso? ¿Al ego, a la mente engañosa, a la ilusión del Sámsara, a Mara? Todos ellos, aunque irreales y temporales y como diríamos los Budistas impermanentes, piden el sacrificio del 'Sagrado y Enigmático Rito'; así que a ellos no tenemos que honrarlos, ni celebrarlos y mucho menos reconocerlos. Honremos sí, pero ni de esa forma ni por esas razones. Así que la pregunta sigue en pie: ¿honrar a quién? Pues la respuesta es muy simple: ¡Honrar a la Verdad! ¡Honrar y reverenciar la Sagrada Verdad! La única que nos puede guiar a conocernos a nosotros mismos y al universo entero, para actuar correctamente hacia todo y hacia todos. Honrar la Vida y la oportunidad de haber nacido como seres humanos con el propósito de ayudar a otros a ver esa verdad que vislumbramos pero que todavía no tenemos. Honrar la compasión, a través de la cual se nos concede el ver esa verdad buscada. Y honrarnos a nosotros mismos - a nuestro Yo Búdico que está ahí en nuestro corazón esperando nuestro reconocimiento. ¿Y... para todo eso hay que ejecutar el 'Sagrado y Enigmático Rito'? ¡No! Esa Verdad - ese Yo Búdico - no quiere los reconocimientos de esa forma. Ella solamente pide el reconocimiento a través de nuestra práctica diaria y el desarrollo de la compasión. Eso es todo.
 
Sí, las celebraciones son parte de nuestra vida, pero ejecutémoslas correctamente, con nuestra práctica de todo corazón, y sobre todo ofrendémoslas a quienes realmente lo merecen. No al ego vanidoso y patrañero, ni a la mente voluntariosa, ni a las situaciones insubstanciales, sino a la Gran Verdad que se encuentra en todas partes, en todo momento y en todos los escenarios, para recordarnos a cada instante quienes somos: El Yo Búdico.
 
El Príncipe Sidarta, que lo tenía todo por así decirlo, hizo su viaje histórico cuando tenía veintinueve años de edad, después de ordenarle a su auriga, Channa, que le preparara su caballo Kanthaka, dejando atrás a media noche su palacio real, en la luna llena de Vesakha. Él cruzó el río Anoma, se rapó la cabeza y hizo regresar a Channa de nuevo al Palacio. En ese momento, cuando renunció a la verdad relativa, se convirtió en un Bodhisattva ascético sin ninguna residencia permanente. Todo lo que poseía era una escudilla de mendigante y un manto para cubrir su cuerpo.
 
La renuncia de la visión relativa para implantar la visión absoluta, lleva en sí tristeza y alegría a la vez; tristeza al comprender la futilidad de las antiguas costumbres, y alegría a causa de la visión más amplia que empieza a desplegarse cuando se es capaz de abandonarlas. Ésta no es una alegría común; es una alegría que da origen a una nueva y profunda fuerza, una confianza, un estímulo permanente que proviene de descubrir que no estamos condenados a nuestros hábitos, que realmente podemos liberarnos de ellos, que podemos cambiar y hacernos cada vez más libres.
 
Para poder comprender esa renuncia de la que hablo, y que verdaderamente no es 'renuncia' sino cambio de perspectiva, leamos el siguiente ensayo de la Madre, compañera de Aurobindo, donde describe la actitud firme y poderosa de la visión correcta:
 

"LA PODEROSA INMOVILIDAD DE UN ESPÍRITU INMORTAL"
Por Mirra Alfassa (1878-1973)
Transmitido el 21.2.1998 con ocasión de la Celebración del 120º Cumpleaños
de La Madre (Mirra Alfassa). Archivo Sri Dinesh
Shanti Nibash - Académie Science de l'Ambiance Consciente 81700 Puylaurens France
Traducido al Español por Miguel Bordera Pascual
Desde La Coruña, España

Preguntas y respuestas:

Dulce Madre, no entendí "la poderosa inmovilidad de un espíritu inmortal".

"Síntesis de los Yoga, Vol. 1, pp.150-151)

¿Qué es lo que no entendiste? ¿Que un espíritu inmortal tiene una poderosa inmovilidad? Ya contiene el significado de por sí. Un espíritu inmortal es necesariamente inmóvil y poderoso, por el hecho mismo de que es inmortal.

Pero entonces Sri Aurobindo dice: "Su regla (del Guîtâ) no es el dominio de la mente sobre los impulsos vitales, sino la poderosa inmovilidad de un espíritu inmortal."

Si. Pero es una consecuencia, hijo mío; debes leer la frase desde el principio si quieres entender... ¡Ah! (dirigiéndose a un discípulo) " Give me the light and the book." (Madre busca) Ahí esta, dice: "El Guîtâ apunta a un absoluto sin mezclas, sin compromiso, a una conversión, una actitud que cambia todo el equilibrio del alma. Su regla no es el dominio de la mente sobre los impulsos vitales, sino la poderosa inmovilidad de un espíritu inmortal."

Esta claro como el agua. El Guîtâ exige la poderosa inmovilidad de un espíritu inmortal - todo lo otro es accesorio. Lo que el Guîtâ quiere, es que el espíritu tenga consciencia de su inmortalidad y como consecuencia tenga una poderosa inmovilidad.

Porque es un hecho, es así. Cuando el espíritu es consciente de la inmortalidad, llega a una inmovilidad hecha en totalidad de potencia. La inmovilidad. Es decir, ya no se mueve, pero es una inmovilidad potente que es una base para la acción, es decir que todo lo que hacemos se apoya sobre esa poderosa inmovilidad, todopoderosa, del espíritu que es inmortal.

Pero, sin embargo, no hay ninguna explicación que os pueda dar eso; hay que tener la experiencia. Mientras no tenemos la experiencia, no podemos entender lo que quiere decir... Y para todo es lo mismo: la cabeza, ahí, el pequeño cerebro, no puede entender. Desde el momento que tenemos la experiencia, entendemos - antes no. Se puede tener una especie de imaginación, pero no es entender. Para entender hay que vivir. Cuando seas consciente de tu espíritu inmortal, sabrás lo que es su poderosa inmovilidad - no antes. Mientras tanto, serán solamente palabras.


No entiendes como se puede ser inmóvil y poderoso a la vez, ¿eso es lo que te molesta? Pues yo te respondo que la mayor potencia está en la inmovilidad. Es la potencia soberana.

Y hay una pequeña aplicación superficial que a lo mejor entenderás. Si alguien viene a insultar o decir cosas desagradables, si vibramos al unísono de esa ira o de esa mala voluntad, nos sentimos totalmente débiles y despojados, y generalmente hacemos tonterías. Pero si logramos guardar en nuestro interior, y especialmente en su cabeza, una completa inmovilidad que se niega a recibir esas vibraciones, entonces al mismo tiempo sentimos una gran fuerza, y el otro no puede molestaros. Si se permanece tranquilo, incluso físicamente, y que la violencia se acerca y si sois capaces de permanecer muy tranquilo, muy silencioso, muy inmóvil, pues, eso tiene un poder no solo sobre vosotros pero también sobre el otro. Si no tenéis todas esas vibraciones de respuesta interior, si podéis permanecer absolutamente inmóvil en vuestro interior, en todo, tiene una acción para así decirlo inmediata sobre el otro.

Esto te da una idea de lo que es el poder de inmovilidad. Y es un hecho corriente, que puede producirse todos los días; no es una gran cosa de la vida espiritual, es una cosa material, exterior.

Hay un poder formidable en la inmovilidad: la inmovilidad mental, la inmovilidad sensorial, la inmovilidad física. Si podéis permanecer como una pared, absolutamente inmóvil, todo lo que el otro envía le será devuelto automáticamente. Y tiene una acción inmediata. Puede parar el brazo del asesino, entiendes, tiene esa fuerza. ¡Sin embargo no hay que parecer inmóvil y por dentro estar hirviendo! Eso no es lo que quiero decir. Quiero decir la inmovilidad integral. - La Madre

 
Es lo que el Honorable del Mundo le llama 'El Pensador Silente' cuando dice "Y como no puede temblar ya más, ¿cómo puede desear?". Él que comprende y ejecuta. Leamos:
El Pensador Silente
 

"Yo soy" es un pensamiento insustancial; "yo no soy" es un pensamiento insustancial; "yo seré" es un pensamiento insustancial; "yo no seré" es un pensamiento insustancial. Los pensamientos insustanciales son una enfermedad, una úlcera, una espina. Pero después de vencer todos los pensamientos insustanciales uno es llamado un "pensador silente". Y el pensador, el Silente, no surge más, ya no se muere más, ya no tiembla más, ya no desea más. Porque no hay nada en él que pueda surgir otra vez. Y como no surge ya más, ¿cómo puede envejecer? Y como no puede envejecer, ¿cómo puede morir otra vez? Y como no puede morir ya más, ¿cómo puede temblar? Y como no puede temblar ya más, ¿cómo puede desear?

 
Celebremos, sí, pero no el año nuevo, ni el año viejo, ni esto ni lo otro, que al fin son inventos y creaciones del ego; sino que celebremos [en cada momento de nuestra vida de ahora en adelante] el surgimiento de nuestro Yo Búdico en nuestros corazones, la visión de la Iluminación Perfecta e Insuperable y la poderosa inmovilidad de nuestro espíritu inmortal.
 
Y para finalizar les deseo un 'Feliz Año Nuevo', en donde hemos de poner todo nuestro esfuerzo para hacer surgir el motor de empuje hacia nuestra liberación del sámsara y comprensión de la Verdad'. Un año nuevo que no esté comprendido en el tiempo ni el espacio, sino que sea de luz y de paz, y donde la celebración se establezca, no con fuegos artificiales, sino con el regocijo del recogimiento espiritual. Ahora, los dejo con una cita muy a propósito de C. G. Jung:
 

"Si entendemos y sentimos que aquí en esta vida ya tenemos una unión con lo infinito, los deseos y las actitudes cambian. En el análisis final, nosotros contamos solamente por lo esencial que representamos, y si no personificamos eso, la vida se ha perdido. En nuestras relaciones con los otros hombres, también la pregunta crucial es, si un elemento de lo sempiterno es expresado en ellas."

 
"OM GATE GATE PARAGATE PARASAMGATE BODHI SVAHA"
"(Vamos, vamos, vamos más allá, vamos a la otra orilla, ¡Iluminación! ¡Gozo!)"
 
 
 
Rev. Yin Zhi Shakya, OHY
Miércoles, 1º de enero de 2003

 

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